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La epilepsia ha sido de interés para las ciencias médicas desde los orígenes mismo del pensamiento científico. Basta recordar que para algunos historiadores, fue la ruptura de Hipócrates con la noción común de que la epilepsia merecería el nombre de enfermedad sagrada por ser debida a la visitación de algún dios, y el atribuirla en cambio a trastorno del cerebro, lo que constituye la primera manifestación de la medicina científica otro conocimientos sobre las funciones motoras del cerebro y sobre la bioquímica ya la farmacológica del sistema nervioso. Aún hoy, las investigaciones sobre la epilepsia continúan enriqueciendo al cuerpo conceptual de la neurobiología. No es de extrañar entonces que en nuestro país, la epilepsia haya sido motivo de la búsqueda que Guillermo Carvajal y Guillermo Massieu, con sus colaboradores, emprendieran décadas atrás, de moléculas de estructura análoga el ácido γ-aminobutírico, pero en propiedades, farmacológicas que la hicieran más potente para inhibir crisis epilépticas. Esta búsqueda dio como resultados los primeros miembros de una familia de fármacos, diseñados ex profeso, abriendo así en nuestro país la línea de investigación de diseño y síntesis de fármacos. Como puede advertirse en los diferentes artículos, el grupo inicial de investigadores se ha expandido considerablemente. En un esfuerzo ejemplar, han logrado atraer el interés de un variado conjunto de expertos, de cuya contribución dependerá el que pueda acreditarse cabalmente la bondad terapéutica de estos productos. Desde luego, se han diseñado fármacos, de los que ahora se presenta también el estudio fisicoquímico, analizándose sus coeficientes de partición. Luego de inyectarlos en animales de experimentación, se ha determinado su concentración en el plasma y su farmacocinética. Se ha estudiado su potencia anticonvulsiva, y como no podía faltar en un estudio serio, se han analizado sus mecanismos de acción sobre el sistema nervioso, tanto en lo general, como específicamente sobre actividad de tipo convulsiva. Como capítulos indispensables, se encuentran aquellos en los que se refieren los diversos estudios toxicológicos que se han realizado, así como el análisis de algunos posibles efectos colaterales, está consignado en este número, el interés de los neurólogos clínicos, que ya han incluido estos estudios en la temática del Programa Prioritario de Epilepsia. No queda sino desear que luego de este largo camino, los fármacos antiepilépticos concebidos por Guillermo Carvajal y Guillermo Massieu logren tener su lugar en el armamentario médico contra la epilepsia, que pese a varios siglos de desarrollo, y por muy diversas razones, aún tiene lugar para nuevos agentes efectivos. Hugo Aréchiga U. Facultad de Medicina Universidad Nacional Autónoma de México

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2004-08-13   |   865 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.3. Julio-Septiembre 1996 Pags. 159 Arch Neurocien Mex 1996; 1(3)