Autor: Tanur Tatz Bernardo
Indudablemente en nuestra época hemos visto, vemos y veremos, cambios sustanciales en nuestra forma de vida. Las razones son múltiples, conocidas por todos, desde el avance supertecnológico por un lado, hasta la explosión demográfica, la pobreza y la miseria por el otro. El ejercicio de la medicina no puede sustraerse a dichos cambios. De hecho, los hemos observado en nuestro siglo XX, con avances desorbitados, extraordinarios, que han propiciado distanciamientos, podríamos decir, «humanistas» con el ser más importante de la práctica médica, el paciente. Un ejemplo notable y (esperamos) francamente revelador es la medicina americana, con su indudable energía tecnológica, pero que en esencia ha preocupado a las grandes instituciones y asociaciones de la profesión en relación, precisamente, a la separación de la medicina humanista y ha condicionado que dichos grupos luchen activamente por volver a encontrar la relación correcta con el enfermo. Una de las tantas razones que a originado una medicina fría, calculadora y hasta de franca enemistad, ha sido la de las demandas médicas.
2004-08-20 | 642 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 41 Núm.2. Abril-Junio 1996 Pags. 44-45 An Med Asoc Med Hosp ABC 1996; 41(2)