Autor: Gómez García Felipe
“Congreso del Cincuentenario” Los médicos somos herederos de una distinguida tradición y nuestros viejos valores hoy como nunca son demandados con urgencia por una sociedad acosada por un sinnúmero de problemas y conflictos. Hoy por hoy nos vemos obligados a enfrentar un caos financiero que ocasiona desabasto y encarece los servicios hasta un grado tal en el que la sociedad y el gobierno ya no pueden sufragar los costos de la atención médica, sin embargo, se nos exige atender un mayor número de pacientes con un menor cantidad proporcional de recursos. Además de lo anterior, estamos sujetos día con día a profundos debates éticos. Por ejemplo: se nos coacciona a decidir cuánto la vida debe ser prolongada o interrumpida, se nos cuestiona si debemos continuar con el desarrollo de una carrera de tecnología impuesta por los países desarrollados que es, cada día más cambiante y costosa o se nos pone en el dilema de decidir cuándo la búsqueda de una cura debe restringirse por problemas económicos o éticos. El debate moral habitual de los médicos es tener que decidir si los métodos de diagnóstico o tratamiento que proponemos o realizamos deben encausarse a cuidar los sagrados intereses de los pacientes o debemos supeditar estos intereses a otras metas sociales y económicas. Los problemas económicos actuales nos han orillado a posiciones peligrosas en nuestras diarias tareas. Anteriormente las desviaciones o limitaciones en los métodos de diagnóstico o tratamiento las reprochábamos con energía, sin embargo a raíz de las carencias se nos ha obligado a improvisar y a ser insuficientes en nuestras acciones. Esta forma de conducta en la práctica diaria a fuerza de ser sistemática nos está habituando a pensar y tener que aceptar que lo insuficiente debe ser lo cotidiano. Las presiones a que nos sujeta el entorno actual nos debe obligar a hacer un alto y analizar con profunda autocrítica nuestra conducta médica. Hoy más que nunca la unidad de esfuerzos como comunidad ortopédica debe ser nuestro principal antídoto a una crisis que no solamente es económica, sino que en el entorno humanístico de nuestra profesión se está transformando en ética. Estamos a tiempo de evitar que nuestra distinguida tradición y nuestros viejos valores sean lesionados irreparablemente.
2004-08-26 | 741 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 10 Núm.2. Marzo-Abril 1996 Pags. 55 Rev Mex Ortop Traum 1996; 10(2)