Algunas consideraciones en la esquizofrenia de inicio temprano (EIT)

Autores: Paternina Velásquez Diana María, Ortiz Tobón Juan Felipe

Fragmento

Un adolescente de once años de edad, natural y residente en zona rural, es llevado por la madre a urgencias de Psiquiatría por presentar un cuadro clínico de doce meses de evolución, de instauración progresiva y caracterizado por insomnio de conciliación, actitud de extrañeza, mirada fija, soliloquios, suspicacia con las demás personas, tendencia al aislamiento, abandono del juego con pares, múltiples quejas somáticas (debilidad, cefalea, otalgia izquierda, hiporexia, mialgias, fatiga y malestar general), alucinaciones visuales (animales: cucarrones, pájaros, serpientes, dinosaurios que lo defecaban mientras iba al colegio y apariciones de la Virgen) y auditivas (la Virgen le habla y al mismo tiempo lo hace el diablo lo llaman por su nombre y es él mismo), y consecuentemente mal rendimiento escolar. Seis meses antes había sido hospitalizado, al parecer, por un episodio depresivo que fue manejado con imipramina (hasta 200 mg/día durante tres meses). Se le realizaron estudios diagnósticos (hemograma, pruebas de función renal y hepática), que estuvieron dentro de los límites normales, pero después de que fue dado de alta continuó presentando alucinaciones visuales y auditivas, con ideación delirante de tipo persecutorio poco estructuradas. Fue hospitalizado de nuevo y valorado por neurología, otorrinolaringología por sospecha de neuroinfección y crisis convulsivas parciales, ya que había presentado fiebre y cuadro confusional (poco claro). Se le realizaron una tomografía axial computarizada (TAC) simple de cráneo y punción lumbar y un electroencefalograma (EEG), los cuales se reportaron como normales. Se documenta al examen físico paladar ojival, pliegue epicántico bilateral, clinodactilia del quinto dedo mano derecha, escasa coordinación en movimientos rápidos y alternantes y reflejo palmomentoneano. Se instauró tratamiento con haloperidol hasta de 5 mg/día, hidroxicina y midazolam, con escasa mejoría clínica. Tras ser dado de alta, persisten las ideas delirantes paranoides y la actividad alucinatoria con ansiedad creciente. Estos dos síntomas disminuyen con el suministro de risperidona, en dosis escalonadas hasta 3 mg/día, pero con parkinsonismo.

Palabras clave:

2004-09-01   |   781 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 32 Núm.1. Enero-Marzo 2003 Pags. 77-84 Rev Col Psiqui 2003; XXXII(1)