Autor: Arteaga Pallares Carlos
Carlos Arteaga Pallares Director Revista Colombiana de Psiquiatría El mismo Alfred Nobel se declararía asombrado al observar la enorme importancia que en el ámbito de la ciencia, la literatura, la paz y la economía tienen los premios que Él legó en su testamento el 27 de noviembre de 1895 otorgados en Estocolmo desde 1901, cada 10 de diciembre, para conmemorar el día de su muerte. Premios destinados a recompensar a los bienhechores de la humanidad, producto de la renta de sus bienes, dividida en cinco partes iguales: las tres primeras para las personas que en física, química y fisiología o medicina, han efectuado el descubrimiento o el invento más importante; la cuarta, para quien en el campo de las letras ha producido la obra inspirada por el ideal más noble y más sincero; la quinta, a la persona o entidad cuya actividad ha sido más intensa en pro de la fraternidad de los pueblos, la supresión o disminución de los ejércitos permanentes y la constitución o propagación de la paz. Los premios de física y química son concedidos por la Academia Sueca de Ciencias. El de medicina y fisiología por el Instituto Karolinska de Estocolmo. El de literatura por la Academia Sueca de Letras. El de paz por una comisión de cinco miembros elegidos por el Storting noruego. Desde 1969, el Banco Central de Suecia concede el de ciencias económicas en memoria de su creador. Los Premios, entregados desde 1901, sólo dejaron de concederse durante la segunda Guerra Mundial, en la ocupación Nazi a los países nórdicos (1940-1942). Además, el de fisiología y medicina se ha declarado desierto en otras cinco oportunidades. A la fecha se han otorgado en 92 ocasiones, llegando a distinguir a 169 personas durante el siglo XX. Los aspectos reconocidos en el área médica y fisiología son múltiples y variados, y van desde la radiación aplicada hasta las hormonas. La psiquiatría, como es obvio, ha sido beneficiaria de aquellos descubrimientos relacionados con el sistema nervioso central, que hoy suponemos asiento de algunas alteraciones mentales: Santiago Ramón y Cajal y Camilo Golgi (1906) por sus investigaciones acerca de la estructura del tejido nervioso; Charles Scott Sherrington y Edgar Douglas Adrian (1932) por sus hallazgos de las funciones de la neurona; Henry Halet Dale y Otto Loewi (1936) por sus trabajos de la transmisión química de los impulsos nerviosos; Joseph Erlanger y Herbert Spencer Gasser (1944) por sus investigaciones de las funciones altamente diferenciadas de las fibras nerviosas; Walter Rudolf Hess (1949) por sus descubrimientos sobre la función del cerebro medio; Andrew Fielding Huxley, Jhon C. Eccles y Alan L. Hodgkin (1963) por sus investigaciones del mecanismo de excitación de las neuronas; Ulf von Euler, Bernard Katz y Julius Axelrod (1970) por sus hallazgos de las células nerviosas; Roger W. Sperry (1981) por sus descubrimientos en la organización funcional de los hemisferios cerebrales y este mismo año David H. Hubel y Torsten N. Wiesel por su trabajo en el procesamiento de información del sistema visual. Y también con otros trabajos que atañen más directamente con nuestra especialidad: Iván Petrovic Pavlov (1904) por sus investigaciones sobre el sistema nervioso reflejo y el condicionamiento clásico; Julius Wagner-Jauregg (1927) por el descubrimiento de la importancia terapéutica de la inoculación de la malaria en la demencia paralítica; Antonio Caetano de Abreu y Freire Egaz Moniz (1949) por presentar el valor terapéutico de la lobectomía prefrontal en ciertas psicosis; y Karl von Frisch, Konrad Lorenz y Nikolaas Tinbergen (1973) por sus estudios sobre las formas de comportamiento en diversas especies animales. Premios de gran importancia para la Salud Mental, pero ninguno de los galardonados psiquiatra. Pavlov (1849-1936) fisiólogo dedicado al estudio del “condicionamiento por asociación”, concepto introducido a la ciencia por John Locke en el siglo XVII y desarrollado posteriormente por William James y Jacques Loeb en el XIX, permitió con sus estudios en animales, principalmente perros, abrir un interesante camino de hipótesis más elaboradas del comportamiento humano a partir de las propuestas de Watson y Skinner. Wagner-Jauregg (1857-1940) médico director de la clínica neurológica de Viena, quien demostró resultados en el tratamiento la Parálisis General Progresiva (Enfermedad de Bayle), por inoculación intravenosa, intramuscular o subcutánea de plasmodium vivax a través de 5 cc de sangre contagiada, para producir múltiples accesos febriles considerados terapéuticos hasta en un 70% de los casos y con un promedio de remisiones entre el 20 y 40% según estadísticas internacionales. Egaz Moniz (1874-1955), neurocirujano especializado en la Salpítriëre, quien introdujo la lobectomía prefrontal. Aunque la idea de modificar quirúrgicamente el cerebro para producir modificaciones en la personalidad es muy antigua, fue hasta 1890 cuando el psiquiatra Bouckardt, siguiendo la corriente mecanicista, concibió la idea de extirpar zonas del encéfalo por Él consideradas asiento de las alucinaciones en algunos enfermos. Experiencias luego retomadas por los hermanos Picque, cirujanos del Asilo de Santa Ana en París, con mejores resultados. Pero fue Moniz en 1936, utilizando una técnica más perfeccionada, quien se constituyó en el instaurador y fundador del método, que luego de pocos años de tanteo crítico se popularizó gracias a los esfuerzos de Freeman y Watts. El centenario de los Nobel nos trajo una grata noticia, cuando el 9 de octubre de 2000, se anunció el Premio de Fisiología o Medicina para los médicos Arvid Carlsson (farmacólogo), Paul Greengard (PhD en bioquímica) y Eric Kandel (psiquiatra), por sus descubrimientos acerca de la transducción de señales en el sistema nervioso. Por primera vez se laureaba a un psiquiatra. Después de 51 años un aspecto atinente a la Salud Mental regresaba al escenario del más publicitado de los reconocimientos académicos. ¿Y quiénes son ellos? El doctor Carlsson es, desde 1989, Profesor Emérito de Farmacología de la Universidad de Güteborg en Suecia; el doctor Greengard es, desde 1983, Profesor y Jefe del Laboratorio Molecular y Celular de Neurociencias en la Universidad Rockefeller de Nueva York (USA); y el doctor Kandel es, desde 1974, Director del Centro de NeurobiologÍa y Conducta de la Universidad de Columbia de Nueva York (USA). Los tres, en mayor o menor medida y de forma diferente, han orientado sus investigaciones hacia la comprensión y el tratamiento de los trastornos psiquiátricos. Es maravilloso ver que un campo relacionado con la Salud Mental es recompensado por un Premio Nobel. La descripción del Premio es una descripción de la esperanza para nosotros [refiriéndose a los psiquiatras] y para el mundo. Hay una serie de descubrimientos que pueden ayudar a los enfermos con depresión o Enfermedad de Parkinson, nos decía el Profesor Sartorius en entrevista concedida a la Revista Colombiana de Psiquiatría. Millones de personas están enterados que nuestro quehacer ha merecido tan notable distinción. Sin embargo, ¿somos los psiquiatras conscientes qué significa este galardón, de la voz de aliento que representa para los pacientes, sus familias y la comunidad este mensaje de confianza? ¿Nos hemos detenido a reflexionar la magnífica ocasión que se nos brinda para mostrar al mundo el buen momento por el cual atraviesa nuestra especialidad? Nosotros sabemos lo que hemos logrado, pero ser que también lo conocen los demás. Los ojos del orbe nos observan, ahora que las expectativas para encontrar remedio para esas escurridizas dolencias de la vieja y aguerrida “alma” se acrecientan.
2004-09-02 | 805 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 30 Núm.1. Marzo 2001 Pags. Rev Col Psiqui 2001; XXX(1)