Fragmento

Sin duda alguna, el título que he elegido para el presente editorial resulta bastante paradójico y ciertamente lo es, pues es difícil, si no es que imposible, imaginar una profecía que carezca de futuro y, si así fuera, la supuesta profecía no sería tal. Mas para lo que aquí vamos a tratar más nos valdría pensar en un futuro sin profeta y más cuando esta última forma nos sirve para ilustrar lo fallido que resulta el dar opiniones acabadas con respecto a un futuro concreto; pero si he elegido el título “una profecía sin futuro” es porque con el advenimiento del internet se ha generado un muy sonado mito, y quizá bastante creído, que se plantea de muchas formas pero que conserva esta esencia. Me refiero a aquella afirmación que se dice con ciertos toques proféticos futuristas: “cercano está el día en que las publicaciones impresas en papel, como la que ahora tienes frente, desaparezcan para siempre absorbidas en el mar mundial de la información electrónica, y la página que hoy ves se plasme en una superficie de cristal líquido, llegando a ti a través del internet”. La afirmación de momento suena bastante verosímil, pero por poco que nos detengamos a reflexionar en ella descubriremos, no sin dificultad, que tiene bastantes inconsistencias que imposibilitan un análisis serio sobre la cuestión. Sin embargo, antes de entrar en materia quiero llamar la atención en la enorme como imposible tarea que entraña el pretender inferir con cierto grado de exactitud un futuro a cincuenta o cien años, pues a medida que agregamos años a la reflexión la dificultad crece exponencialmente.

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2004-09-08   |   955 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 64 Núm.5. Septiembre-Octubre 2004 Pags. 207-208 Rev Mex Urol 2004; 64(5)