Autores: Mendoza Patiño Nicandro, Figueroa Hernández José Luis, de León Rodríguez Jorge Arturo
La investigación farmacológica es complicada y los laboratorios de síntesis química año tras año sintetizan miles de nuevas moléculas que deben ser sometidas a un proceso de cernimiento, costoso y largo, para tratar de determinar su actividad biológica, a veces con el “simple” propósito de aumentar el conocimiento, pero muchas otras con la intención de desarrollar nuevos medicamentos para contender con las viejas y las nuevas enfermedades humanas. Y la cantera se agota. A pesar de la síntesis de miles de compuestos anuales sólo una decena llega a ser estudiado en el ser humano, después de la fase preclínica en animales de laboratorio, y sólo un par llegan finalmente a tener uso en la terapéutica humana, y rara vez se llega a tener un medicamento que en realidad sea un hito en el tratamiento de alguna enfermedad. A pesar de lo anterior, el ácido acetilsalicílico (ASA) destaca como un medicamento que se ha venido usando desde hace más de un siglo y es él o sus derivados uno de los fármacos más usados en el mundo entero. Tan sólo en EUA se prescriben anualmente 7 millones de antiinflamatorios no esteroideos (AINES), lo que representa 6.8 billones de dólares. En 1820 Leroux aisló por primera vez la salicina, Hoffman y Gerbat en 1850-60 sintetizaron el ácido acetil salicílico, y Dreseer le llamó aspirina. A pesar de su amplio uso fue hasta la década de los años ochenta del siglo XX, cuando se describió que su mecanismo de acción es debido a la inhibición de la ciclooxigenasa 1 y 2. (COX 1, COX 2).
2004-09-15 | 2,097 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 47 Núm.5. Septiembre-Octubre 2004 Pags. 211-212 Rev Fac Med UNAM 2004; 47(5)