Algo que el mundo ha olvidado

Autor: Gómés Valdez Hilario

Completo

La amistad, la cual no se puede fundamentar ni sobre la ciencia ni sobre el conflicto o la competencia. No se puede fundamentar solamente en la razón. No se puede fundamentar en el mero deber. Para que haya amistad es menester también un impulso interior, una emoción y una pasión que nos lleve más allá de nosotros mismos, más allá del egoísmo de grupo, que nos lleven al altruismo y al amor. Cuando la amistad está estrechamente ligada con la acción, cuando la amistad se traduce en algún acto hecho en forma conjunta, no se puede esperar que sólo haya placer y nada más; habrá también frustraciones, contratiempos y amargura. Una relación profesional, una tarea colectiva, crean divergencias, puntos de vista distintos; no se puede comprender la amistad si no se tiene pensado que siempre implica la superación de estos contrastes y estas dificultades. La amistad tiene que ver con el amor, con la dulzura y la ternura; con aquello que es generoso pero también con lo que es noble, alto y admirable; con aquello que suscita estima y respeto porque tiene dignidad y fuerza. Cabe preguntarnos ¿cómo puede seguir existiendo la amistad en el mundo actual? A lo cual contestaremos que ésta puede muy bien florecer ahí donde la actividad es más intensa, donde las relaciones con las personas se multiplican. En cuanto a la eficiencia profesional, todos coinciden en considerar que alcanza su cumbre en el equipo armónico. Puede existir competencia o antagonismo en éste, pero más a menudo hay amistad a gran creatividad, para florecer, necesita de la comunidad en movimiento, impulsada por grandes proyectos y pasiones profundas, por enemistades violentas y estrecha solidaridad. La amistad, al igual que los negocios y las ideologías, es también producto de esta vida social tan intensa. Se ha detectado la importancia de la competencia en la moderna vida económica, científica y cultural. Creo yo que igual importancia tiene la amistad; la amistad como opción dentro del campo de la solidaridad, como preferencia, como compañía de aquellos que se dirigen hacia una meta. Todas las empresas requieren un impulso de vida, tienen hambre de vida. Los amigos son indispensables para realizar esta fuerza vital, para constituir la materia crítica capaz de esperar, crear y desencadenar la acción. Con ellos podemos reencontrar un impulso vivido antes, se retoma aquello que se había abandonado en el sueño del compromiso, de la trivialidad. Son estos pensamientos los que motivan a la actual Mesa Directiva de nuestra queridísima Sociedad Mexicana de Angiología y deseamos hacer a ustedes partícipes de los mismos. Dr. Hilario Gómez Valdés Presidente

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2004-09-22   |   698 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.2. Abril-Junio 1995 Pags. 32 Rev Mex Angiol 1995; 23(2)