Ciencia y pseudociencia:

una distinción crucial 
Fragmento

Ya en 1976 Illich alertaba que "el compromiso social de proveer a todos los ciudadanos de las producciones casi ilimitadas del sistema médico amenaza con destruir las condiciones ambientales y culturales para que la gente viva una vida autónoma y saludable. La medicina institucionalizada ha llegado a ser una grave amenaza para la salud". La parafernalia tecnológica desempeña un papel singular, por ejemplo, en el enfermo terminal, ya que contribuye a ignorar que la prolongación de la muerte no es sinónimo de prolongación de la vida. Paralelamente, se ha producido un auge espectacular de la producción y comercialización farmacológicas que ha permitido que la industria farmacéutica escale el tercer lugar mundial en cuanto a volumen de ganancias y al adquirir un poder económico manipular el consumo mundial de fármacos. Paralelamente, cabe tener en cuenta que por medio de la práctica social las sociedades han desarrollado experiencias y sistematizado formas especiales de "conocer y saber" acerca de la salud y la enfermedad, que han ido configurando un conjunto de nociones y conocimientos formados en la práctica cotidiana y espontánea de la gente común, hasta llegar a la práctica empírica que concentra y sistematiza la experiencia de la colectividad en largo tiempo. Este saber informal, de indudable valor cultural, es considerado por algunos salubristas como algo que es necesario conservar o recuperar debido a su valor secular.

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2004-09-27   |   672 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 16 Núm.2. Enero-Junio 1997 Pags. 78-82 Rev Cubana Invest Biomed 1997; 16(2)