Autor: Soto Jiménez Diego
El prestigio no solamente a nivel nacional sino también internacional de que goza el Instituto Nacional de Cancerología se basa en el equipo médico que tiene a su cargo la atención de los pacientes. Puede manifestarse sin hipérboles que cada uno de los múltiples departamentos de las también múltiples especialidades cuenta con muy eficientes médicos, cada cual de preparación científica envidiable en su respectivo campo, y que el paciente sabe que acude a una entidad en donde va a ser atendido con solicitud, con la experiencia y, ¿por qué no decirlo?, también con la sabiduría del cuerpo médico del Instituto Nacional de Cancerología. Es apenas lógico pensar que la piedra angular de la eficiencia y la seguridad de los diagnósticos, es un inmejorable Departamento de Anatomía Patológica. Siempre, a lo largo de todos los años, el Instituto ha contado con los profesores más distinguidos y experimentados en tan difícil campo de la medicina; para sólo recordar a muy pocos, en aras de la brevedad, digamos que los doctores Egon Lichtenberger, Alfonso Méndez, Francisco Martín y Eduardo Yunis, crearon y dejaron las bases para que los diagnósticos, allí, no solamente fueran completamente aceptables, de seguridad absoluta, sino el producto de la inteligencia, el estudio y la capacidad inconmensurable de los mencionados. El de anatomía Patológica es un Departamento, por cierto, e puertas muy estrechas, en donde ingresar y ser uno de sus miembros está precedido de las más escrupulosas elecciones.
2004-09-27 | 1,097 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 8 Núm.1. Enero-Marzo 2004 Pags. 41 Rev Col Cancerol 2004; 8(1)