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En el presente trimestre ocurrieron sucesos inconcebibles en el ámbito mundial, que transformaron de forma muy brusca la vida, las expectativas y el sentido de ser de todo poblador de este pequeñísimo planeta llamado Tierra. Diferencias raciales y religiosas existentes desde tiempos bíblicos se manifestaron violentamente cobrando la vida de miles de inocentes en cuestión de minutos, dando pie para el inicio de uno de los conflictos bélicos más terribles y probablemente más largos que haya conocido el planeta. No escapamos a las consecuencias funestas de estos hechos, y debemos afrontar con responsabilidad los contratiempos que acarrea una guerra para la humanidad, en tiempos —comienzo del tercer milenio— en que adelantos tecnológicos extraordinarios parecieran prometernos un mundo de bienestar, comodidad y paz, y sin embargo, una escalada de terrorismo con armas para nada sofisticadas, nos enfrentan repentinamente con el sufrimiento, la muerte y la destrucción. El terror se pasea campante por todas partes y los médicos tenemos que estar alerta ante la reaparición de enfermedades que en épocas pasadas diezmaron a la población mundial, contra las cuales el hombre luchó por muchos años con el fin de desaparecerlas o al menos minimizarlas, y que ahora el mismo hombre las hace emerger mediante las llamadas armas bacteriológicas; de ellas el ántrax o carbunco ya ha aparecido aquejando a personas, incluyendo niños, en EE.UU, y la viruela amenaza con ser la próxima arma a utilizar por los terroristas. Nos esperan tiempos duros. Los pediatras comprometidos como estamos con la salud de nuestros niños y adolescentes debemos estar preparados para encarar las aciagas consecuencias psicológicas y físicas que este ambiente de miedo y confrontación puede generar, y ser agentes permanentes de información, de educación en pro de la salud y de la búsqueda de un mundo mejor, dando un mensaje de esperanza que nos permita seguir en esta lucha por el bienestar bio-psico-social de nuestra población, de la cual siempre hemos sido abanderados. Dra. Elizabeth Chacón de Gutiérrez Directora

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2004-09-28   |   628 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 64 Núm.3. Julio-Septiembre 2001 Pags. 113 Arch Venez Pueri Pediatr 2001; 64(3)