Autor: Zavala Castro Jorge E
La crisis económica que atraviesan varios países del continente americano ha hecho que la investigación científica sufra una disminución en los fondos destinados a sostenerla y que los escasos financiamientos existentes se destinen preferentemente a la investigación que tiene, por resultado final, una aplicación práctica en la resolución de un problema. Esto ha generado que la contienda entre la investigación básica y aplicada sea cada vez más feroz, al querer establecer una preponderancia de una sobre la otra, sin darnos cuenta que el resultado final de la batalla es en menoscabo de alguna de ellas. Es apremiante hacer una aclaración de los conceptos, ya que al parecer, esta división que se hace a veces arbitraria y a veces por ignorancia, engendra dudas y envidias entre los investigadores, algunos de los cuales no entienden (o no quieren entender) que cualquier tipo de investigación que se realice puede desembocar en un conocimiento aplicable. Para reforzar este juicio, analicemos una de las acepciones de la palabra “aplicar” en el diccionario de la lengua española. Quizás la más adecuada para el concepto que manejamos en ciencia, es: “emplear alguna cosa, o los principios o procedimientos que le son propios, para mejor conseguir un determinado fin”, y basándonos en esta definición, no se distingue ningún impedimento para hablar de investigación básica aplicada.
2004-10-02 | 5,520 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 7 Núm.3. Julio-Septiembre 1996 Pags. 185-186 Rev Biomed 1996; 7(3)