Autores: Verduzco Alvarez-Icaza María Angélica, Lucio-Gómez Maqueo Emilia, Durán Patiño Consuelo
La autoestima se considera como un elemento relacionado con la percepción de la realidad y el comportamiento. El concepto que cada persona tiene de sí misma es único y determina en gran medida la interpretación que da a la realidad y sus acciones consiguientes. Las personas que difieren en autoestima se comportan en formas marcadamente diferentes. En los modelos de estrés y resistencia, la autoestima se considera como una pieza importante para mitigar el estrés. Si se tiene una autoestima alta, la persona puede controlar su vida; en cambio, si lo que se posee es una autoestima baja, lo que rige el comportamiento es la duda, la defensiva y el miedo. Dado que la autoestima se relaciona tanto con el estrés como con las acciones de afrontamiento que las personas llevan a cabo para mitigarlo, el objetivo del trabajo es evaluar, en una población de niños mexicanos, si la autoestima influye en la percepción del estrés y el tipo de afrontamiento. Método: La investigación fue de tipo correlacional. Sujetos: La muestra estuvo integrada por 339 niños y niñas de cuarto, quinto y sexto de primaria de escuelas públicas y privadas de distintas zonas del Distrito Federal y la zona metropolitana. Para el estudio se elaboraron unos instrumentos para medir afrontamiento y estrés. El primero se estructuró a partir del Cuestionario de Coopersmith, previamente validado, al cual se agregaron nuevos reactivos, para dar un total de 50. El Cuestionario de Estrés se integró con 28 reactivos para conocer qué tanto preocupan a los niños algunas situaciones de la vida diaria en las áreas familiar, escolar y social. Para evaluar el afrontamiento, se pidió a los niños que respondieran de manera abierta qué era lo que hacían cuando se encontraban frente a cada una de las situaciones enumeradas en el cuestionario de estrés, con la pregunta: ¿Qué hago para sentirme mejor? Las respuestas se clasificaron en respuestas de control directo, de control indirecto y de abandono de control. Los cuestionarios fueron aplicados por un psicólogo con experiencia en trabajar con instrumentos de investigación de manera grupal en el salón de clases de los niños. Resultados:Al analizar la variable de la autoestima en relación con situaciones generadoras de estrés en los niños, se encontró que el estrés que perciben los niños aumenta a medida que bajan los niveles de autoestima, y disminuye con niveles altos de autoestima, lo cual concuerda con lo esperado (R = -.410). La autoestima explica únicamente 16% de la varianza en el caso del estrés (R2 =.168), con un nivel de significancia alto (p = < .001). Lo anterior muestra además que, aunque la autoestima no es la única variable que afecta los niveles de estrés, sí modifica el nivel de percepción del mismo y que la probabilidad de que esto se deba al azar es menor a 1%. Al analizar la variable de la autoestima en relación con la forma en que el niño se enfrenta a situaciones difíciles (afrontamiento), se encontró que, efectivamente, la autoestima es una variable que se relaciona con el afrontamiento de la siguiente manera: Al relacionar la autoestima con el afrontamiento de control directo, se obtiene una correlación positiva (R = .229), donde la autoestima explica únicamente .05% de la varianza (R2 = .052), con un nivel de significancia alto (p = <.001). En cambio, si se relaciona esta misma variable con el afrontamiento de control indirecto o con el afrontamiento de abandono de control, como variables dependientes, se obtienen correlaciones negativas (R = -.215 y R-.213), donde la autoestima explica también .04% de la varianza (R2 = .044 y R2 = .045), con un alto nivel de significancia (p = <.001). Esto último muestra que, tanto el afrontamiento indirecto como el afrontamiento de abandono de control, aumentan con niveles bajos de autoestima y, a la inversa, éstos disminuyen con niveles altos de autoestima, según se esperaba.
Palabras clave: Autoestima estrés afrontamiento niños.
2004-10-07 | 4,306 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 27 Núm.4. Julio-Agosto 2004 Pags. 18-25 Salud Ment 2004; 27(4)