Autores: López Espinosa José Antonio, Díaz del Campo Soledad
EL ALEMAN: SU IMPORTANCIA Y VIGENCIA El alemán pertenece al grupo de las lenguas indoeuropeas y, dentro de éste, al de las germánicas. Está emparentado con el danés, el noruego, el sueco, el holandés, el flamenco del norte de Bélgica y el inglés. Es el idioma materno de Austria, Liechtenstein, de peque ñas comarcas de Bélgica, de gran parte de Suiza, del sur del Tirol (región al norte de Italia) y, por supuesto de Alemania, por lo que resulta ser la lengua de más de cien millones de personas. Aunque históricamente se le ha identificado como un idioma viril por su pronunciación y por sus reglas gramaticales, se ha demostrado que figura dentro de la relación de lenguas armónicas que facilitan la comunicación, criterio que se consolida con sólo argumentar que uno de cada diez libros publicados en el mundo está escrito en alemán; que, entre los idiomas traducidos a otras lenguas, aparece en tercer lugar después del inglés y el francés, y que, curiosamente, se ha comprobado que es la alemana la lengua a la cual más textos se traducen. Si bien para nadie es un secreto que el inglés ocupa el lugar hegemónico como idioma internacional de la comunicación; que en la mayoría de los eventos internacionales se le establece como lengua oficial; y que muchos de los más renombrados órganos editoriales le reconocen como el idioma de las ciencias, no es menos cierto que el alemán ha comenzado a ejercer su influencia en muchas regiones del mundo, donde se ha incrementado el interés y la necesidad de su aprendizaje. Los argumentos anteriores confirman su validez en España, donde el alemán ocupa el segundo lugar entre los idiomas extranjeros que se estudian en el nivel preuniversitario; en los países de Europa del Este, donde entre el 40 y el 45 % de los escolares desean aprenderlo como primera lengua foránea; o en Japón, donde se ubica en el segundo peldaño luego del inglés.
2004-10-15 | 681 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 4 Núm.1. Enero-Abril 1996 Pags. 6-12 Acimed 1996; 4(1)