Autor: Pérez Martín Jesús
Durante muchos años se ha estudiado extensamente el papel de las infecciones bacterianas y virales en el transcurso de la primera infancia, y su relación con la génesis de la atopia y el asma. Las infecciones se han reconocido como factor causal o desencadenante y, con base en diversos estudios, ahora se sugiere que pueden proteger en contra de la aparición subsecuente de atopia y asma. Algunos estudios epidemiológicos demuestran que en las regiones menos industrializadas, con poblaciones genéticamente similares, se registra una menor incidencia de enfermedades atópicas. Esto da pie al planteamiento de la hipótesis de que la higiene tiene también una participación relevante. En el transcurso de la primera década del pasado siglo los investigadores consideraron a las infecciones bacterianas de las vías aéreas superiores e inferiores un factor causante de asma. Cooke, en 1932, publicó una serie de artículos relacionados con el asma bacteriana, que fue cuando se acuñó el término de asma instrínseca, aplicado a los casos de los pacientes en quienes no se demostraba la existencia del alergeno ofensor y, entoces, la causa se le adjudicaba a una infección bacteriana. Esta situación propició el inicio de la era de las vacunas bacterianas introducidas en España por Jiménez Díaz y seguida por el profesor Oehling, quienes publicaron un gran número de investigaciones. Esto permitió que fuera aceptada en otros países de Europa, como Francia y Portugal. En América Latina los más entusiastas de la vacuna bacteriana fueron los argentinos.
2002-12-17 | 1,237 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 49 Núm.2. Marzo-Abril 2002 Pags. 25-26 Rev Alergia Mex 2002; 49(2)