De academias y académicos.

Bosquejo histórico 

Autor: De Micheli Serra Alfredo

Resumen

Las academias surgieron en Italia al comienzo del movimiento renacentista. Los trabajos de éstas eran de alcance enciclopédico. La primera academia científica, “Accademia dei Lincei” o Academia de los Linces, se constituyó en Roma el 17 de agosto de 1603 por iniciativa de cuatro jóvenes: tres naturalistas y un médico. Años después fueron admitidos distinguidos científicos como Giambattista della Porta, inventor de la cámara oscura (1610) y Galileo Galilei (1611). Dicha academia patrocinó la edición del compendio de los escritos del doctor Francisco Hernández, elaborado en Madrid por el médico italiano Antonio Nardo Recchi. Otras academias le siguieron en Italia y en algunos países europeos. Así la florentina “Accademia del Cimento”, de inspiración galileana, establecida en 1657 y patrocinada por el príncipe Leopoldo de’ Medici. A su vez, en 1662 fue reconocida oficialmente la “Royal Society” de Londres que tenía una orientación empírica y en 1666 se creó en París la “Académie Royale des Sciences”, que seguía la senda cartesiana i.e. mecanicista. Tales corporaciones aspiraban a ser centros de intercambio de información y de ideas. Así pues, en 1665, se comenzó a editar en Londres el periódico “Philosophical Transactions” y, en París, el “Journa1 des Savants”. Ambas publicaciones incluían con frecuencia escritos médicos. Por lo que toca a México, debe recordarse la benemérita “Academia médico-quirúrgica de Puebla”, mencionada desde 1802.En la época independiente, surgieron pronto dos academias médicas sucesivas, que prepararon el terreno para la tercera y definitiva (1864): nuestra “Academia Nacional de Medicina”.Ésta edita desde sus comienzos la “Gaceta Médica de México”, decana de los periódicos médicos mexicanos.

Palabras clave: Academias renacentista academias científicas academias médicas academias médicas mexicanas

2004-11-12   |   1,312 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 139 Núm.3. Mayo-Junio 2003 Pags. 281-285. Gac Méd Méx 2003; 139(3)