Fragmento

Despedir, en nombre de la Academia Nacional de medicina, a uno más de sus ilustres miembros, suele poner aprueba el aguante sentimental y el vigor mental del orador designado para tan honrosa cual dolorosa faena. Notoriamente así, cuando éste se ve constreñido a encontrar un precario equilibrio entre la sobriedad que impone un relato necrológico y la emoción de poder dar fe del tránsito vital de un personaje que impuso su propia esencia humana a toda una época de la medicina y en particular, del movimiento pediátrico mexicano. Rafael Ramos Galván fue hijo de un matrimonio de profesores de la Escuela Normal de Xalapa, que dieron fama a la misma y gran parte de su renombre y poder de atracción. Lo que de sus padres heredó en actitudes, motivos e intereses posiblemente modeló la vocación profesional de sus propios tres brillantes hijos.

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2004-11-18   |   4,116 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 135 Núm.4. Julio-Agosto 1999 Pags. 453-454 Gac Méd Méx 1999; 135(4)