Evaluación del sistema hepatobiliar en el perro y el gato

Autor: Calzada Nova Luis Antonio

Fragmento

Se puede afirmar que el diagnóstico de la enfermedad hepática en el perro y en el gato es menos frecuente que la incidencia real. Probablemente esto se deba a que los signos clínicos de las hepatopatías (vómito, diarrea, poliuria, depresión, etc.), en algunos casos, los comparten otras entidades clínicas, lo que puede dar lugar a establecer diagnósticos de primera intención equivocados; en otros casos puede deberse a que los signos más sugestivos, sin ser patognomónicos, como la ictericia y la ascitis, son poco frecuentes y, cuando se observan, es en animales con disfunción hepática avanzada y de cierta gravedad. Otra característica del hígado que dificulta establecer el diagnóstico de enfermedad hepática, es su gran capacidad de reserva, ya que para que los signos clínicos se hagan evidentes, se requiere que un gran volumen de tejido se encuentre dañado; se informa que oscila entre 70 y 80%. En otras palabras, para cuando el dueño del perro o del gato aprecia que su animal está enfermo y por lo tanto lo presenta ante el veterinario, aproximadamente tres cuartas partes del hígado se encuentran afectadas, sin poderse establecer de primera instancia si la evolución del padecimiento lleva unos días y es incipiente, o si ha evolucionado hasta este momento después de semanas, o quizás meses, y se trata de un caso crónico terminal. En conjunto, con esa amplia capacidad de reserva, el hígado tiene una capacidad extraordinaria de regeneración, al grado de poder regenerar hasta tres cuartas partes de su parénquima en unas cuantas semanas, siempre y cuando se mantenga intacta la circulación sanguínea, se tenga un flujo libre de bilis y la arquitectura de] estroma sea normal.

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2004-11-24   |   1,447 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.4. Julio-Agosto 1995 Pags. 347-359 Revista AMMVEPE 1995; 6(4)