Autor: Dulanto Gutiérrez Enrique
La intervención del pediatra en las crisis familiares es frecuente, su especialidad lo obliga a ello. De hecho, son muchos los niños y los jóvenes que son presentados ante nuestra experiencia como pacientes señalados por la familia o verdaderamente enfermos para que demos una opinión y, consecuentemente, alguna actitud terapéutica que cambie total o parcialmente los problemas y síntomas que se señalan como meritorios de la consulta. Estas intervenciones suelen estar conexas con problemas surgidos en torno a enfermedades psicosomáticas, trastorno en hábitos de alimentación, diabetes, nefropatías, enfermedades hematológicas y cardiovasculares, fallas escolares, problemas de carácter, conducta antisocial, trastornos de conducta, enfermedades invalidantes y crónicas, cirugía mutilante o cardiovascular y neurológica, accidentes que provocan alteraciones de la figura corporal, y varios motivos más; cabe aquí, además, señalar los casos de muerte de algún miembro del núcleo familiar o de adultos cercanos con gran peso e influencia en él. Finalmente, la destrucción del hogar por separación o divorcio de los padres.
2004-11-29 | 806 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 62 Núm.2. Marzo-Abril 1995 Pags. 71-74 Rev Mex Pediatr 1995; 62(2)