Autor: Ayala Ruiz Aquiles R
En su fábula Metamorfosis, Esopo nos cuenta la historia de la un grata enamorada de un mancebo quien ruega a Afrodita la convierta en humana. La diosa apiadándose de su tristeza, la transforma en una bella mujer; y cuando el joven la ve, se enamora de ella y la lleva a su casa para hacerla su esposa. Mientras descansaban en su dormitorio, Afrodita, que tenía curiosidad por saber si los instintos felinos habían cambiado junto con la forma de aquella doncella, soltó un ratón frente a ella. Esta, olvidando de inmediato quien era, se levantó de la cama y corrió tras el ratón para comérselo. La diosa indignada, retornó la muchacha a su forma original. La moraleja de esta historia es que al malvado acontece los mismo con su caractér, no se modifica aunque transforme su apariencia. En efecto, las Metamorfosis de Ovidio y Kafka revelan decepción; el primero con el propósito de exponer las limitaciones del dios Zeus a través de sus devaneos, y el segundo las de los humanos ante el sufrimiento y la enfermedad personificados por Gregor Samsa quien amancece un día transformado en insecto. El cambio de un ser en otro, empero, puede no ser sólo mítico, sino también real, como los que sobrevienen durante la vida de ciertos animales (v.gr., ranas o mariposas) o incluso durante la del humano, cuya supeditación al reloj biológico hipotalámico lo provee con características propias de fisiología, metabolismo o conducta poe etapas: niñez, adolescencia y senectud. Puede colegir, entonces que la metamorfosis es real sólo en función del tiempo, por lo que necesariamente es gradual.
2004-12-06 | 901 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 40 Núm.3. Julio-Septiembre 1995 Pags. 96-97 An Med Asoc Med Hosp ABC 1995; 40(3)