La muerte de Juan Carlos (Cuento de Navidad)

Autor: Gómez Leal Alvaro

Fragmento

Los médicos y sus familiares cercanos a menudo sufren padecimientos raros, difíciles de diagnosticar y de curar, o bien, sus enfermedades comunes tienen complicaciones graves y enredosas. Es la maldición del médico. Tal vez, como dijo alguien, así pagan los médicos las que deben. Eusebio T. Garza no debía muchas, pero eso nunca es fácil de precisar. De todas maneras era médico y los justos puede ser que tengan que pagar por los pecadores, a quienes, por una u otra razón, no se les pudo cobrar. La esposa de Eusebio T. Garza, Lucía, estaba casi al término de su sexto embarazo. En la madrugada del 24 de diciembre empezó a sangrar y la sensación de humedad caliente entre los muslos la despertó. Llamó a su marido, que dormía a su lado. Eusebio quiso saber primero la hora. Después calculó el grado de inconveniencia que significaría para el partero ser despertado en ese momento y decidió no molestarlo. No había dolor, la hemorragia no era impresionante. Podían esperar unas horas a que amaneciese.

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2005-01-05   |   1,424 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 6 Núm.25. Noviembre-Diciembre 2004 Pags. 282-284 Med Univer 2004; 6(25)