Autores: Arce Salinas Alejandro, Álvarez Amador Luis M
El trasplante de órganos ha cambiado radicalmente la expectativa de vida de muchos sujetos con diferentes padecimientos considerados anteriormente como terminales y en relación con otros procedimientos médicos o quirúrgicos tendientes a paliar estas enfermedades, resultan en una mejor calidad de vida y en un menor costo económico; tanto para los pacientes que reciben los injertos como para las instituciones de salud. Un problema de gran relevancia para los médicos encargados del seguimiento de estos pacientes es el de mantener el delicado equilibrio entre la inmunosupresión necesaria para evitar el rechazo y la presencia de infecciones que amenacen la vida o constituyan un peligro para la función del órgano trasplantado o de otros órganos del paciente. En este sentido, el advenimiento de la ciclosporina, una droga con mayor selectividad de inmunosupresión; la mejor selección de candidatos a donadores y receptores basado en la tipificación de los haplotipos y otras características generales como el tratamiento previo de apoyo, para evitar la sensibilización o el deterioro de otros aparatos o sistemas y el uso de combinación de drogas inmunosupresoras en dosis bajas, ha permitido una mayor sobrevida, tanto de injertos como de pacientes y ha propiciado una mejor relación entre toxicidad y efecto benéfico con una mejor calidad de vida.
2005-01-07 | 1,898 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 16 Núm.3. Julio-Septiembre 1995 Pags. 85-88 Nefrol Mex 1995; 16(3)