Fragmento

En la obligada carrera del hombre hacia el logro de la salud, se ha visto y se ve en la necesidad de buscar remedios para la curación de las enfermedades. Incluso después de que muchos científicos ingenuos del siglo XIX, que creían que el cultivo y la metódica aplicación de la ciencia natural conducirían a la humanidad a conocer una nueva era en la que se alcanzaría la total eliminación de la enfermedad y la mejora de la naturaleza y condición del hombre, se ha visto en la necesidad de seguir descubriendo y comprobando productos y técnicas de distinta procedencia. A veces, este largo y arduo camino lo ha llevado a usar procedimientos tan variados que van desde la magia y la religión hasta la ciencia. Tanto la medicina científica clásica como la moderna, especialmente en el territorio terapéutico, han aculturado una buena cantidad de objetos y técnicas curativas procedentes de otras culturas. Como dijo Paracelso «die gnaze Welt, eine Apotheke» («el Universo entero, una farmacia»). Una de las páginas más memorables de esta historia fue el hallazgo y la paulatina incorporación de los productos americanos al arsenal curativo de los médicos europeos. En esta comunicación pretendemos mostrar cómo distintos médicos y cirujanos del siglo XVI asimilaron estas novedades y respondieron a la experiencia del Nuevo Mundo.

Palabras clave:

2005-01-27   |   889 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 63 Núm.2. Marzo-Abril 1995 Pags. 72-79 Cir Ciruj 1995; 63(2)