Palabras pronuncias por el Dr. Luis Rodríguez Villa.

En el desayuno por el día del patólogo clínico 

Autor: Rodríguez Villa Luis

Fragmento

Una vez más la vida me depara la satisfacción de estar entre los míos y con los míos, los profesionales de la Medicina de Laboratorio, inicialmente conocidos, ha muchos años, como Médicos Laboratoristas, nominación más fácil de asimilar por el H. Cuerpo Médico que la de Patólogo Clínico, cuyo desempeño muchos grupos médicos no lo ubican, incluso que fácilmente confunden con el del Patólogo, dedicado al estudio de los tejidos del organismo, mismos a los que se conocían como Anatomopatólogos. Debo decir, y no sólo decir, sino confesar que me siento feliz de estar compartiendo con ustedes esta sesión-desayuno dedicada a rendir un justo homenaje a los Patólogos Clínicos; pero esta felicidad que ahora me embarga, viene acompañada, como siempre sucede en el discurrir humano, de sentimientos de tristeza o pena. Digo esto porque en el curso de mi ya largo peregrinar, muchos entrañables amigos cuyo recuerdo aparece hoy en mi mente, unos que fueron mis maestros, otros mis compañeros y finalmente los que fueron mis discípulos, unos ya no están entre nosotros pues se adelantaron en el camino de la vida y duermen ya el sueño de la paz; otros son víctimas de la enfermedad que les impide realizar su vida socio-profesional, y a este respecto deseo mencionar al Dr. Luis Benítez Soto y al Dr. Francisco Resano Pérez, quienes por el motivo citado no están entre nosotros.

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2005-02-04   |   1,130 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 42 Núm.4. Octubre-Diciembre 1995 Pags. 193-194 Rev Mex Patol Clin 1995; 42(4)