Diagnóstico endoscópico y tratamiento de bilhemia de origen no traumática.

Reporte de un caso 

Autores: Güitrón Cantú Alfredo, Adalid Martínez Raúl, Gutiérrez Bermúdez José A., Aguirre Díaz Armando, Olhagaray Rivera Manuel

Resumen

Las fístulas biliovasculares son comunicaciones anormales que clínicamente se manifiestan en dos formas, dependientes del tipo de flujo en el trayecto fistuloso: 1) hemorragia hacia el tracto biliar conocido como hemobilia, o 2) paso de bilis hacia el flujo sanguíneo, designado como bilhemia. Históricamente esta complicación ha sido tratada mediante cirugía; sin embargo, los avances tecnológicos de hoy día permiten el uso de técnicas intervencionistas sin que sea obligatorio el acto quirúrgico. La bilhemia, término introducido en 1975 por Clemens y Wittrin, es una complicación poco frecuente de daño hepático que genera niveles excesivamente altos de bilirrubina en sangre y moderada elevación de enzimas hepáticas secundario a fístula biliovenosa intrahepática postraumática. Aunque esta patología es rara, se considera peligrosa; de los 50 pacientes reportados en la literatura, 25 han muerto por esta razón. La causa dominante de la bilhemia en estos casos es el traumatismo. El principal propósito del tratamiento es liberar la obstrucción ductal ya sea mediante la práctica de esfinterotomía endoscópica de papila de Vater o, en caso de que el proceso se localice en áreas proximales de la vía biliar, mediante un drenaje biliar percutáneo o, preferentemente, drenaje nasobiliar con succión continua. Este abordaje puede, al menos, generar alivio temporal y en ocasiones cierre de la fístula. Un efecto más prolongado puede obtenerse mediante la colocación de una endoprótesis biliar. Describimos lo que es, en nuestro conocimiento, el primer caso de diagnóstico y tratamiento exitoso de bilhemia no traumática mediante esfinterotomía endoscópica y colocación de catéter nasobiliar.

Palabras clave: Bilhemia.

2002-12-18   |   3,829 visitas   |   6 valoraciones

Vol. 67 Núm.4. Octubre-Diciembre 2002 Pags. 259-263 Rev Gastroenterol Mex 2002; 67(4)