Revisión histórica de la impulsividad desde una perspectiva artística, filosófica y psicopatológica.

Segunda parte 

Autores: Haro Gonzalo, Castellano Miguel, Pérez Gálvez Bartolomé, Rodríguez Emilio, Cervera Gaspar, Valderrama Zurián Juan Carlos

Fragmento

La patología de la voluntad La patología de la voluntad, también recogida en el citado artículo de Berrios, fue el fundamento que dio pie a la aparición de los primeros trastornos impulsivos. Tal y como se explicó en el apartado anterior, a partir de la Psicología de las Facultades, se entiende la voluntad como una facultad mental capaz de enfermar, y bajo esta concepción psicológica aparecieron las primeras definiciones de enfermedad mental en las que existía alteración de la voluntad. En la definición de las Pathomanies, que se citó someramente en el apartado anterior, Matthey hace referencia, por primera vez, a las patologías de la voluntad. Este autor las define como perversiones de la voluntad y de las inclinaciones naturales, en las que se conservaban las funciones intelectuales. Estas estaban divididas en cuatro especies de impulsiones sin locura: los impulsos voluntarios de cometer actos feroces (tigridomanie, impulsión de verter la sangre de los demás; folie raisonnante, donde la agresión se dirigía hacia objetos inanimados), la aversión hacia los hijos de uno mismo (uiophobie), el impulso irresistible de robar sin necesitarlo (klopémanie, que podría equivaler a la actual cleptomanía) y la tendencia al suicidio sin locura o mélancolie suicide (ya sea que estuviera acompañada de hipocondría, fuera reactiva a emociones fuertes o no existieran alteraciones orgánicas o psicológicas comórbidas). Otro autor a destacar fue Heinroth, quien dio lugar, con sus estados clínicos y éticos, a lo que posteriormente se relacionó con el concepto clásico de akrasia o “debilidad de la voluntad”. Este estado era consecuencia de la separación de la voluntad y la razón, de manera que la primera dejaba de ser determinada por los sentimientos o el intelecto. De este modo podía existir rabia si se sobreexcitaba la voluntad o apatía si se inhibía, lo cual, aunque explicado orgánicamente, se planteaba con etiología originariamente psicológica.

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2005-03-04   |   1,747 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 27 Núm.6. Noviembre-Diciembre 2004 Pags. 28-33 Salud Ment 2004; 27(6)