Autor: Jaime Contreras Martiniano
Al cumplir once años de aprobada la Ley 100 por parte del Congreso de la República, es propicio hacer un balance y un examen de su impacto en la salud de los colombianos. Es el momento oportuno para tomar decisiones que reorienten el rumbo extraviado de la salud y los principios de una política social inspirada en la visión de un ser humano solidario y humanista, tan necesaria en un país de inmensas desigualdades económicas y extremos niveles de pobreza y desempleo y con un 33% de la población sumida en la miseria y, por ende, en la incapacidad de satisfacer sus necesidades básicas. Si examinamos los resultados en cuanto a cobertura, calidad de servicio, eficiencia y transparencia del sistema, humanización de los servicios, control y vigilancia por parte del Estado, indicadores de salud, niveles de promoción y prevención, índice de cáncer en el país, tasa de mortalidad materna, estado de la red pública hospitalaria, nivel de la calidad de la educación médica, la ley no pasa la prueba más importante de ley alguna: la prueba del tiempo. El resultado es unánime, su fracaso es inocultable, lo que explica el consenso sobre la necesidad de su reforma aunque no sobre la naturaleza de ésta.
2005-03-18 | 617 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 19 Núm.4. Octubre-Diciembre 2004 Pags. 198-200 Rev Colomb Cir 2004; 19(4)