Fragmento

Desde nuestra formación como estudiantes de medicina, iniciada formalmente en la década de los años cincuenta, en relación con la terapéutica en general y con la prescripción de medicamentos en particular, recibimos enseñanzas acerca de la importancia de realizar una buena prescripción. Se nos enseñó que de nada valía saber mucha fisiología y fisiopatología, de tener en mente todos los conocimientos básicos y clínicos, ni de aplicar con acierto la propedéutica para recoger mediante el uso de los sentidos y aparatos toda la información que nos permitiera realizar un diagnóstico de presunción y ni siquiera nos sería útil hacer un diagnóstico preciso si todo ello no culminaba con una adecuada selección de las medidas terapéuticas ideales, no farmacológicas y farmacológicas; y respecto a éstas no sólo seleccionar el medicamento preciso sino además, para el caso particular, la dosis, vía, relación con los alimentos, intervalo de administración y duración total de su administración, considerando previamente la pertinencia de su empleo evaluando la relación beneficio riesgo, así como las interacciones farmacológicas posibles entre los medicamentos seleccionados (pues casi siempre son más de uno a la vez).

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2005-03-18   |   945 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 48 Núm.2. Marzo-Abril 2005 Pags. 73-75 Rev Fac Med UNAM 2005; 48(2)