La contribución de la evidencia

Autor: González Salazar Luis Antonio

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La evidencia ha mejorado la medicina y ha ayudado a los doctores a dejar otras prácticas inconstantes y sin soporte alguno. Una metodología rigurosa facilita proporcionar tratamientos avanzados y de calidad. También se ha elevado la calidad de las publicaciones y de las ponencias que se presentan en juntas y conferencias. Sin embargo, en el camino nos encontramos con que la evidencia tiene efectos en la relación paciente-doctor y la forma en que se realiza el arte de la medicina. La curiosidad natural nos lleva a probar los últimos avances médicos; se nos enseña a rechecar los reportes escritos, los resultados del laboratorio para proteger al paciente de algún daño. Pero tomar el tiempo necesario para platicar, explicar, escuchar, dar apoyo e interesarnos por la vida de los pacientes no lo efectuamos de manera tan rigurosa y, sin embargo, es de suma importancia. Nuestros predecesores, al darse cuenta de las limitaciones de la medicina, tomaban el tiempo requerido para realizar estas actividades y así, tratar de mejorar las cosas para el paciente. Presumimos que somos los mejores médicos con todos los nuevos conocimientos y las nuevas herramientas, pero no estoy seguro: en algunos aspectos somos todavía deficientes. Hemos llegado a olvidar que uno de los factores más importantes de la medicina es la explicación. Me pregunto, ahora, algunas cosas acerca de mi vida: ¿si hay prueba alguna de que en mis visitas de 30 minutos a los pacientes les ayudé en algo?, ¿debería dejar de hacerlo?, los cinco minutos extras que hablamos de su familia ¿lo ayudan en algo a sentirse mejor?, ¿es mi típica rutina de chequeo físico sensitiva y específica en mis pacientes asintomáticos? Generalmente las respuestas se convierten en un NO. Nosotros no podemos justificar que nuestro trabajo vale la pena si no podemos justificar cada minuto de actividad. Pienso que la contribución de la evidencia está amenazando nuestro profesionalismo, la interacción entre paciente y doctor y, la satisfacción de la carrera y del trabajo. Algunas veces habrá dudas de lo que hacemos y las decisiones que tomamos, pero una falta de evidencia no significa que no valga la pena o que no estemos haciendo lo correcto. A falta de evidencia deberemos confiar en nuestro propio conocimiento y en nuestra opinión experta. Los valores de una paz mental, el entendimiento, apoyo y confort de nuestros pacientes y de nosotros mismos no puede ser descartado del estado en que se encuentra la medicina en estos momentos. Mtro. Luis Antonio González Salazar

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2005-05-05   |   711 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 2 Núm.8. Septiembre-Diciembre 2001 Pags. 101 Oral 2001; 2(8)