Los observadores

Completo

Con una continua referencia a la historia del arte, como un recobrar el pasado en esos personajes venidos de las mitologías greco-latinas o judeo-cristianas; como fragmentos de obras más grandes que hubieran sido recortados cuidadosamente de los muros de algún templo o de algún palacio hipotético, son la evocación de todo ese pasado y sin embargo, no son la imitación directa de ninguna pieza antigua artística o arqueológica, son cuadros nuevos que saben a algo muy, muy viejo. Uribe-Holguin sabe juntar elementos diversos venidos de su estudio cuidadoso de la historia del arte en una síntesis muy propia que maravilla por su capacidad de evocación de ese pasado clásico. Originalmente, como artista abstracto investigó cuidadosamente la materia como medio de expresión en si misma, pero poco a poco fue asumiendo elementos que evocaban, tácitamente, cierta figuración, hasta que empezaron a aparecer los cuerpos humanos en sus trabajos, al principio desnudos de pie, vistos de frente o de espaldas en una actitud inquietantemente pasiva; posteriormente hizo citas más o menos directas a la historia del arte como Velázquez por ejemplo. Rápidamente pasó a construir composiciones propias que si bien, citan la historia del arte, no lo hacen de manera directa, pareciera que el pintor tomara elementos de aquí y de allá para armar ahora un cuadro nuevo, inédito pero desconcertantemente familiar. Esa materia arenosa, mitad piedra mitad basalto, de donde surgen las figuras haciendo parte misma del fragmento de mampostería, nos hace pensar en que han estado siempre, como si nadie las hubiera puesto allí, como si hubieran sido recientemente descubiertas por la mano de un maestro mitad restaurador, mitad arqueólogo. Quizá eso es lo que realmente hace Santiago Uribe-Holguin: excava en el pasado del arte, en su memoria, y restaura para nosotros lo que encuentra para que reaparezca ahora ante nuestros ojos con una apariencia nueva.

Palabras clave:

2005-07-19   |   624 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 29 Núm.2. Junio 2000 Pags. Rev Col Psiqui 2000; XXIX(2)