Fragmento

El pasado mes de abril (día 28), los médicos del Hospital Central Militar nos desayunamos con la desagradable sorpresa de que nuestro compañero, colega y amigo, el doctor Filemón Cabrera Ureña, de 46 años de edad, acababa de morir. La noticia parecía una broma de muy mal gusto... cierto es que en esos momentos él faltaba al desayuno habitual y entonces la noticia parecía una vulgar mentira edificada y apoyada con base en su ausencia matinal... pero no, la noticia era verdad, así lo confirmaban los rostros desencajados, largos y sombríos de los allí presentes. Nadie podía haber puesto de acuerdo a tanta gente para elaborar una macabra mentira, además, ¿con qué objeto? El sabor de los alimentos resultó particularmente extraño esa mañana y traté de imaginar, en contra de toda la evidencia, que mi amigo “Fili” (como lo llamábamos la mayoría) no había llegado al comedor simplemente porque se le había hecho tarde o porque ese día había decidido desayunar en el restaurante. Pero ese pensamiento duró sólo unos instantes, las circunstancias me espetaban la dura verdad: él había muerto.

Palabras clave: Tte. Cor. M.C. Filemón Cabrera-Ureña.

2005-08-12   |   2,408 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 59 Núm.3. Mayo-Junio 2005 Pags. 196-197 Rev Sanid Milit Mex 2005; 59(3)