Resumen

A propósito del artículo publicado por Ugalde y Rosado en el presente número, se considera necesario efectuar comentarios que por medio de algunos ejemplos traten de dar respuesta a la pregunta del título de la presente editorial. Con la finalidad de enmarcar el sentido de la pregunta, es necesario mencionar la nueva corriente crítica (que siempre ha estado presente con otros términos y juicios) denominada La Medicina Basada en Evidencias (MBE), cuya definición por consenso se acepta que es el uso juicioso, consciente y explícito de las evidencias más recientes para tomar decisiones en el cuidado de los pacientes. Su práctica significa integrar o conjugar las habilidades del clínico experto, con la mejor evidencia externa clínica disponible, sustentada esta última en una investigación sistematizada. Las habilidades clínicas del experto se refieren a la eficiencia y el juicio que éste adquiere en lo individual a través de su experiencia acumulada y del ejercicio diario de la clínica. El incremento en la experiencia clínica se puede medir o reflejar de varias maneras, siendo la más específica la forma en que realiza diagnósticos más efectivos y eficientes, así como la manera en que identifica con profundidad los deseos, intereses y preferencias que los pacientes deben recibir y sentir acerca de sus propias decisiones de selección del tipo de tratamiento. La mejor evidencia externa clínica disponible significa que se sustenta en investigaciones clínicas relevantes o trascendentes, que se originan en estudios efectuados en el campo de las ciencias básicas, pero especialmente en aquellas que se centran en el paciente, tanto en la precisión de los exámenes diagnósticos, como en los marcadores de pronóstico, así como en la eficacia y seguridad de los regímenes terapéuticos, de rehabilitación o preventivos.

Palabras clave: Medicina basada en las evidencias experiencia clínica habilidades clínicas.

2002-12-20   |   1,369 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 57 Núm.3. Marzo 2000 Pags. 127-131 Bol Med Hosp Infant Mex 2000; 57(3)