Autor: Franco Santillán Rafael
La palabra cariño tiene múltiples acepciones; sin embargo, para el sentido humanístico que conlleva este mensaje, las implicaciones más notables son: Amor, voluntad, amistad, entusiasmo, y armonía. Estas declarativas serían nuestro significado de “cariño” para Don Guillermo Santoscoy Gómez porque, a través de su existencia, éstas fueron el denominador de su vida. El año 2005 se tradujo en el ánimo y sentir de un vasto conglomerado de la sociedad médica nacional y, específicamente, en el ámbito de la patología clínica, en un hálito de esperanza porque jamás será con la tristeza como debiésemos reconocer la grandeza y trascendencia de un ser humano que, aun cuando hoy ocupa su columna en un plano físico diferente, no termina por dejar de ser la fuente abundante de inspiración creativa para quienes tuvimos el privilegio de andar un largo trecho del camino a su lado y para quienes pudimos disfrutar de los alcances grandilocuentes de su pensamiento, palabra y obra; porque es menester dejar plasmada, con diáfano sentido de aquiescencia, la verdad transformada en manifiesto: el que nuestro Querido Maestro no ha muerto y que no morirá mientras existamos seres humanos que lo recordemos, lo pensemos y aceptemos, porque no son suficientes –nunca lo fueron- las divergencias y controversias, propias del devenir humano en su natural búsqueda del sentido de la vida, para dejar de reconocer que el Dr. Guillermo Santoscoy Gómez brilla con luz propia y que más allá de las mezquindades de los que sufren por no haber aprendido a ser felices, siempre fue y continuará siéndolo, un ejemplo de fe, confianza y tenacidad para lograr los propósitos siempre firmes de ampliar las perspectivas y vencer los retos que la vida nos propone para demostrar nuestra templanza.
2005-10-03 | 3,277 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 52 Núm.3. Julio-Septiembre 2005 Pags. 137-138 Rev Mex Patol Clin 2005; 52(3)