Autor: Romero Zárate José Luis
La estructura social de muchos animales que conviven agrupados parece simple a primera vista. Sin embargo, el aprendizaje a través de la observación de su conducta nos ha permitido entender que tan poco compleja como es, no se traduce en conflictos tales que puedan llevarlos a la auto-aniquilación; al contrario, su comportamiento está regido por leyes naturales que culminan en la preservación de la especie; por tanto, es prácticamente perfecta. En el extremo superior de la supremacía biológica, el humano "ser pensante" es capaz de crear sus propias leyes, las cuales no siempre son paralelas a las que controlan las naturales. De hecho, la convivencia social de nuestro moderno homo sapiens, esto es: Tú, Yo, Nosotros, etc. lo ha conducido a niveles de interacción insospechados. En este punto, y con el marco que pondera este preámbulo, quisiera presentar a ustedes a un personaje de nuestro tiempo, constituido por una extraña mezcla de culturas, costumbres, tendencias y preferencias: El hombre light. El concepto, introducido como tal por un psiquiatra español, agrupa a un número de individuos caracterizados por actitudes y pensamientos afines, entre los que destaca ese calificativo tan occidental, tan... totalmente Palacio. El término light se le adjudica a nuestro personaje por su similitud con los productos comerciales bajos en calorías, que como los refrescos, mayonesas, yogurt, etc. son febrilmente consumidos día a día. En un intento de homologar su conducta con lo insustancial de dichos "alimentos", a nuestro hombre light se le puede comparar con un bolillo sin migajón, con una hamburguesa sin carne, o con un chicle sin azúcar. Otra característica del hombre light es una tendencia consumista cada vez mayor. Es un auténtico -o auténtica, para ser actual- depredador de tiendas y comercios, y en casa es un verdadero cauch-potato (si su lengua materna es el castellano, tradúzcalo usted como tragaldabas frente al televisor). Además de las cualidades anteriores, nuestro hombre light es un adorador del hedonismo, su adicción por el placer es evidente. Busca, ante todo, bordear por los senderos "fáciles" de la vida; para él, lo insustancial es lo que ocurre fuera de su entorno. Con excepción de los partidos de la Selección de fútbol, el crimen de la semana ensalzado por nuestros medios de... ¿comunicación?, o la lectura religiosamente diaria de su correo electrónico -insustancial en 99% desde luego- no concede mayor interés al ritmo de la historia de la humanidad. Por si fuera poco, el hombre light pierde paulatinamente sus valores, otro parámetro que lo identifica. Mientras desliza su vehículo sobre llantas armoroleadas, sus gafas oscuras Armani, lo tienen a buen resguardo de tantos -y tantas- gentuzas que lo puedan importunar. ¿Que cómo se combate este mal de nuestra época? Pues me imagino que como muchos otros; el primer paso es identificarlo, pero no necesariamente en los demás. Una vez al descubierto, yo creo que este ente que bien pudiera desarrollarse en nuestro interior, podría como en el caso de los abscesos, ser drenado cual pus laudable, como primer paso de la curación. Debemos permitirnos la oportunidad de volver la vista hacia nuestros orígenes y no echar a perder lo que a la evolución le ha tomado tanto tiempo. No vaya a ser que dentro de poco elaboremos un editorial que lleve por título "El cirujano plástico light".
Palabras clave: Ser humano hombre ligth.
2002-12-21 | 703 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 12 Núm.2. Mayo-Agosto 2002 Pags. 56 Cir Plast 2002; 12(2)