Autor: Gómez Tepexicuapan Amparo
Maximiliano llegó a la capital del país, el 12 de junio de 1864. Dos meses después, decide emprender un viaje de casi tres meses al Bajío, a fin de conocer el país. En ese lapso, dictó infinidad de decretos que hoy nos permiten conocer sus ideas y objetivos de índole política; asimismo, las recepciones de que fue objeto y las personas con quienes se entrevistó, nos dan luz sobre el acontecer de toda una época, tanto desde el punto de vista social y político, como desde la perspectiva de las élites económicas que dominaban al país. Al ser informado de la triste situación que guardaban los departamentos de México, Querétaro, Guanajuato y Michoacán, cuyas cosechas se habían perdido ese año, quiso ver de cerca cómo podría ayudarlos. Por otra parte, existía un motivo político para realizar el viaje, según confesaría más tarde a su suegro (el rey Leopoldo I de Bélgica): pretendía animar a sus aliados para que desarrollaran un combate más activo contra el presidente Benito Juárez. Asimismo deseaba suministrar una prueba palpable a los inversionistas europeos en el sentido de que el país ya estaba “pacificado”, y que su soberano podía recorrerlo sin obstáculos. Abrigaba otro deseo, del que por el momento no dijo a nadie: pretendía llevar a cabo un verdadero “golpe de Estado”; es decir, cambiar en las ciudades que visitara la administración de los “cangrejos” o conservadores por autoridades “sabiamente liberales”, las cuales, en su opinión, verdaderamente necesitaba el Imperio. Ser liberal fue para él sinónimo de modernidad y eficiencia. Así lo creía.
2005-11-24 | 890 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 17 Núm.2. Abril-Junio 2005 Pags. 65-68 Lab acta 2005; 17(2)