Autores: Tenorio Rosalba, Nanut Hernández María
El Trabajo Social es definido como una profesión que se ocupa del individuo inmerso en el tejido social, que vive de manera simultánea diversos problemas y carencias que afectan y alteran su desarrollo personal, grupal y comunitario. Por lo mismo, el trabajador social es un profesional capacitado para la atención y búsqueda de soluciones a determinados problemas de los individuos, de acuerdo con objetivos específicos y viables. Así, puede decirse que el objetivo del Trabajo Social es el bienestar del ser humano y en esto se incluye, desde luego, la promoción de la salud mental como una forma para la realización del mismo. En el presente artículo se hace una revisión de las investigaciones realizadas por los trabajadores sociales en torno a la salud mental en México, de 1970 al 2000. La elección de las fuentes documentales para dicho análisis incluye la Revista de Trabajo Social de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la (UNAM), la revista Salud Mental del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente; la Revista de Trabajo Social de la Asociación de Trabajadores Sociales Mexicanos A.C, y otras fuentes, como las publicaciones del Centro de Integración Juvenil (CIJ) y del Hospital Fray Bernardino Álvarez (HFBA). Para los efectos de este estudio, se trabajó con artículos aparecidos en las fuentes ya citadas, relativos a una investigación social, que contribuyeran a explicar un fenómeno social mediante la aplicación de algún método científico y, en consecuencia, del uso de un cuerpo teórico referido a un objeto de estudio, mediante una serie de procedimientos que son parte de la metodología científica y de otras disciplinas auxiliares. También se tomó en cuenta que el autor o coautor fuera un trabajador social; que los textos se hubieran publicado entre 1970 y 2000, y que se relacionaran con el ámbito psicosocial o con temas de salud mental que incluyeran una investigación de campo realizada y publicada en México. El trabajo social en México, como profesión, tiene su origen en la década de los años 1930, y en la década de los 40 es cuando surge el trabajo social psiquiátrico como una especialidad del trabajo social médico, en la que se desarrolla la investigación científica como parte de la especialidad. De esta manera puede decirse que el Trabajo Social Psiquiátrico ha sido influido por el Modelo Médico Hegemónico (MMH), caracterizado por un predominio biologicista, que atiende más a la enfermedad que a la salud y no a la prevención de trastornos, con una escisión entre la práctica y la investigación. Aunque hay adelantos al respecto, es mejor hablar de Trabajo Social en el ámbito de la salud mental porque este concepto es más integral. La salud mental puede definirse como la capacidad del individuo, del grupo y del entorno, para interactuar uno con el otro, de tal manera que se promueva el bienestar subjetivo, el óptimo desarrollo y la aplicación de las capacidades mentales para el logro de metas individuales y colectivas, todo esto encaminado al bienestar social y mejoramiento de la calidad de vida. Se publica un artículo por año, con variaciones en las diferentes décadas, como sigue: de 1970 a 1980 se tomaron 2, de 1981 a 1990 diecisiete y de 1991 a 2000 un total de dieciocho. La mayoría de las investigaciones (62%) se han realizado en el Distrito Federal; y en provincia, en los siguientes Estados: Estado de México, Nuevo León, Tamaulipas, Oaxaca y Jalisco. Destaca la Revista de la Escuela Nacional de Trabajo Social con el mayor número de publicaciones (33%); la mayoría de los textos (60%), hace referencia a diversos temas de drogadicción y de alcoholismo, en menor proporción se refiere a jóvenes, menores, violencia familiar, pobreza, mujeres, capacitación y deserción de pacientes de salud mental. De las investigaciones abordadas en el estudio, 23 casos (63%) son de tipo descriptivo; 7 (18%) de tipo exploratorio, 6 (16%) correlacionales y un caso (3%) de tipo explicativo. Los marcos teóricos se retoman de las ciencias sociales como la sociología; se utilizan categorías como proceso salud-enfermedad, migración, marginalidad, pobreza, familia, socialización, teoría de grupos, clases sociales, asistencia social. De la antropología se toman los siguientes rubros: teoría de género, cultura, indigenismo y migración; del Derecho, derechos humanos, antisocialidad, delito y criminología; de la medicina: epidemiología, salud, prevención, tratamiento, adicción, alcoholismo y finalmente, de la psicología: identidad, salud mental, migración, bandas juveniles. Las técnicas más utilizadas fueron la entrevista en sus diferentes modalidades, la observación, y la observación participante, y en cuanto a los instrumentos el cuestionario, la cédula de entrevista y el diario de campo. En 75% de las investigaciones las primeras autoras son mujeres, trabajadoras sociales, y en 25% hombres y mujeres con profesiones diferentes a la de trabajo social. De las autoras y coautoras, 49% tiene estudios de postgrado ya sea especialidad, maestría y en menor proporción doctorado. Los diferentes estudios relativos a la drogadicción documentan que los adictos provienen de colonias marginadas (asentamientos cuyos moradores son familias que perciben escasos ingresos económicos), con bajo nivel de escolaridad y jefes de familia subempleados; aunque algunas de dichas investigaciones se hicieron en poblaciones en condiciones de pobreza, éstas no presentan adicciones. Lo que marca la diferencia entre ambos grupos, consumidores y no consumidores de drogas y alcohol, son determinadas características específicas: en los consumidores en cuanto a la familia; modelo adictivo, desintegración familiar, comunicación inadecuada, incapacidad para demostrar afectos y emociones, padre presente-ausente, abandono del padre, orfandad, ausencia de los padres por trabajo, relación conflictiva entre los padres, violencia familiar y límites difusos. Entre las características sociales predominan las siguientes: pobreza, desempleo, migración, marginación, expectativas de una cura mágica, inicio del consumo de drogas a edades tempranas, estigma como forma de conservar la identidad mediante la inclusión a un grupo o banda, permisividad en los grupos para el consumo y deserción escolar. Al parecer, se observa que cuanto mayor es la marginación socioeconómica por desempleo y subempleo con privaciones tempranas y una dinámica familiar conflictiva, hay más presencia de adicciones. El consumo de inhalables se relaciona con los grupos más empobrecidos. Respecto a la violencia ésta se asocia con ciertos factores como migración, experiencia previa de maltrato en la infancia, abandono, pobreza, baja escolaridad y alcoholismo. Se ha comprobado que ante la denuncia jurídica por parte de la mujer que sufre el maltrato, el cónyuge disminuye la agresión. La interrupción del tratamiento que se proporciona a los pacientes que acuden a los centros de salud para recibir atención especializada, no obedece a la calidad de los servicios que brinda la institución sino a motivos personales del usuario. Los padres de familia desconocen los derechos de los niños y es muy probable que también carezcan de información general respecto a cómo tratar a sus hijos. Es por eso que se sugiere llevar a cabo programas preventivos y de orientación individual, familiar y grupal, a la vez que se realiza la investigación para medir la efectividad de la intervención e incorporar los resultados de la misma en los procesos de atención a las personas, para el mejoramiento de la salud mental de la población. Asimismo se requiere intervenir, además de en la drogadicción y el alcoholismo, en otros problemas de salud mental que en México tienen mayor incidencia, tales como trastornos de ansiedad, depresión, salud mental en el adulto mayor.
Palabras clave: Trabajo social salud mental investigación social.
2005-12-01 | 8,584 visitas | 4 valoraciones
Vol. 28 Núm.4. Agosto 2005 Pags. 18-32 Salud Ment 2005; 28(4)