Fragmento

Es el mismo camino, las mismas veredas empedradas, la misma brisa con luz tenue del amanecer, el mismo cielo perezoso, claro y distante de otoño. Sólo que han pasado cuatro años. Nuestro andar cargado de entusiasmo, ansiedad, miedo y no pocas veces hastío y cansancio se ha vuelto, quien sabe desde cuando, una costumbre monótona e imperceptible salvo por las vicisitudes climáticas. Guardo en mí un torbellino de imágenes sin fecha y detalles imprecisos que se mezclan, momentos alegres y confortantes y otros tensos y tediosos cuyas diferencias se irán alisando con el tiempo, y se transformarán en anécdotas sujetas a la caducidad de la memoria. Pero aquellas experiencias y vivencias forman parte de nuestro ser y de nuestro habla, y las personas aquí queridas estarán siempre con nosotros y nos harán sentir una familia a pesar de todo. Nuestro profundo agradecimiento para aquellos que hacen de la enseñanza y dedicación docente, un hábito de vida, una vocación médica.

Palabras clave:

2005-12-03   |   1,318 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 23 Núm.2. Abril-Junio 2005 Pags. 89 Exp Médica 2005; 23(2)