Introducción Todas las enfermedades conocidas varían, tanto en la severidad como en la duración. Aun considerando que el diagnóstico precoz y el tratamiento inmediato son siempre esenciales, la gran mayoría de las enfermedades son, sin embargo, crónicas en cuanto a sus manifestaciones. Esta cronicidad requiere no sólo del tratamiento inicial, sino también de un control a largo plazo. El propósito de toda intervención médica a largo plazo es el de minimizar el impacto actual y futuro de la enfermedad en la vida de una persona y maximizar la calidad de vida, incluyendo la de su familia y amigos. El objetivo es que los pacientes alcancen el más alto nivel del funcionamiento independiente normal. La enfermedad mental no difiere con estos últimos aspectos; sin embargo, hay diferencias importantes que deben ser consideradas, tal como el desempeño de los roles en la vida cotidiana. La Asociación Psiquiátrica Mundial (APM; en inglés WPA: World Psychiatric Association) reconoce que la enfermedad mental, por su propia naturaleza, impacta no sólo en los factores cognitivos, afectivos y de la personalidad, sino también en el desempeño de numerosos e importantes roles. En muchas sociedades, los principales roles de los individuos adultos son el trabajo y la reproducción. No sólo las enfermedades mentales severas pueden afectar estas funciones, sino incluso otros trastornos psiquiátricos moderados, como la ansiedad y los trastornos fóbicos. Es esencial, por lo tanto, que la evaluación psiquiátrica y el tratamiento incluyan las áreas de trabajo y de socialización. Como en todas las enfermedades, un objetivo adicional importante del tratamiento es que el paciente presente y mantenga una imagen saludable.
2006-01-02 | 1,359 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 38 Núm.4. Octubre-Diciembre 2005 Pags. 147-153 Neurol Neurocir Psiquiat 2005; XXXVIII(4)