Andrés Posada Arango:

el conocimiento de la naturaleza, el 'progreso', la 'civilización' y las 'razas superiores'. 

Autor: Escobar Villegas Juan Camilo

Fragmento

1. Andrés Posada Arango (1839-1923): entre la medicina y las ciencias naturales. “El carácter de los individuos depende, sobre todo, de la organización cerebral que heredan de los padres, y de la profunda modificación que les imprime la buena o mala educación que ellos les den, sin que tenga que ver en eso que el Sol, observado desde la Tierra, aparente hallarse en tal o cual constelación, ni el que tal o cual planeta, apenas perceptible por su distancia, se encuentre en ese instante en el horizonte, o haya de salir unas horas después. Nuestra existencia no está sujeta a tan ciegas influencias”. Así razonaba el doctor Andrés Posada Arango en un artículo sobre el calendario, publicado en un periódico conservador de Bogotá que llevó a cabo un plan de Instrucción Popular sobre Astronomía e impulsó la circulación de una serie de trabajos del científico de Medellín. Dicha difusión del conocimiento, con la que fortaleció las relaciones entre las élites de Medellín y Bogotá, la realizó antes de su viaje a Francia en 1868. En efecto, los intelectuales de provincia que querían legitimar su saber con un diploma de estudios superiores debían, como el médico Posada Arango en 1859, “sufrir” los exámenes correspondientes en la capital de la República. Continuemos identificando algunas de las ideas que Posada Arango transmitió a sus contemporáneos en tanto fue un protagonista del desarrollo de las instituciones del saber científico en Colombia. Veamos el estudio que publicó sobre la población de Medellín, cuarenta años después de que escribió sus trabajos sobre astronomía. Para el momento, comienzos del siglo XX, el doctor Posada era un “sabio” consagrado en la ciudad y miembro de la recién fundada Academia Antioqueña de Historia. En su texto aseguró lo siguiente: “el número de habitantes con que hoy cuenta la ciudad, por tanteo, lo estimamos en 40.000. La raza que la compone es bien heterogénea: hay mucho blanco de pura cepa castellana; pocos negros y bastantes mestizos (hijos de blanco e india), mulatos (de blanco y negra), zambos (de negro e india), comprendiendo en estas mezclas los cuarterones (hijo de blanco y mestiza, mulata o zamba). Sus mujeres son muy fecundas, por lo que contar de 12 a 18 hijos en cada matrimonio, es caso muy común”.

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2006-02-08   |   2,420 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 18 Núm.1. Marzo 2005 Pags. 78-98 IATREIA 2005; 18(1)