El contraste:

desnutrición-sobrepeso 

Autor: Arata Bellabarba Gabriela

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Según el último informe mundial de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 6 millones de niños mueren cada año por el hambre y la malnutrición. Para el año 2000-2002, existían 852 millones de personas desnutridas, de las cuales el 99% se ubicaron en países en desarrollo y en países con economías de transición y solo el 1% en las naciones industrializadas. Cerca del 75% de las personas victimas del hambre y de la pobreza en el mundo, viven en las zonas rurales de menos recursos y es donde residen los millones de niños que mueren antes de cumplir los 5 años de edad. La gran mayoría de esos niños mueren a causa de unas pocas enfermedades infecciosas curables, como la diarrea, la neumonía, la malaria y el sarampión. Reducir la prevalencia de la deficiencia ponderal en los niños en tan solo cinco puntos porcentuales podría salvar el 30% de los menores de 5 años que fallecen. El informe de la FAO subraya la “enorme importancia de erradicar el hambre”, objetivo explícito fijado en la Cumbre Mundial de la Alimentación de 1996 y recogido en el primero de los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (ODM): luchar contra la pobreza y el hambre extremas. El Informe titulado “Agricultura hacia el 2015/2030”, señala que, en general, la población estará mejor alimentada, pero que 580 millones de personas estarán malnutridas. La reducción del hambre debería convertirse en la fuerza motora del progreso y la esperanza. En contraste al problema del hambre y la pobreza extrema, la obesidad ha sido considerada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la epidemia del siglo XXI, estimándose para el año 2020 un total de 2.000 millones de personas obesas o con un sobrepeso, de las cuales 80 millones desarrollarán diabetes. Parece que el desarrollo va ligado inexorablemente a un aumento de peso; tomando como ejemplo el país más poblado del mundo, la República Popular China, vemos como hace apenas dos o tres décadas su máximo problema era alimentar a la población, hoy ya se habla de aproximadamente un 6% de la población afectada de obesidad. El problema de la obesidad y la diabetes va en continuo aumento y también afectará a los países en vías de desarrollo; las proyecciones señalan que de cada 4 diabéticos, 3 se encontrarán en estos países. Ante esta perspectiva, la comunidad científica se plantea cómo hacer frente a la obesidad, sin que hasta el presente se haya encontrado una fórmula que de frutos. La teoría de atacar por el origen (sobrealimentación y sedentarismo) no ha dado los resultados esperados y por ahora no queda otra opción que el avance a través de la investigación, sin dejar de aplicar lo que hasta ahora ha fallado, que son las campañas de sensibilización a la población general, pero incidiendo con mayor énfasis en el estrato de población más sensible que son, como lo señalan la mayoría de los estudios epidemiológicos, las clases socioeconómicas más débiles y dentro de este grupo, los niños. Webs relacionadas www.fao.org/newsroom/es/nwes/2005 www.seedo.es www.who.int/mdg/es/

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2006-04-17   |   1,021 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 3 Núm.3. Octubre 2005 Pags. 1 Rev Venez Endocrinol Metabol 2005; 3(3)