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Sr. Dr. Jaime Laventman G. Revista Anales Médicos del Hospital ABC México, Ciudad Estimado Sr. coordinador de la Sección de Libros: Solamente la música y la lectura pueden originar tan gratas horas de satisfacción y auténtica felicidad. Recientemente tuve la fortuna de leer un libro notable, escrito originalmente en latín, por Paulo Bagelardo, editado en Padua en el año de 1472 y que representa el primer libro impreso de pediatría. Este incunable fue traducido al español por Patricia Villaseñor y la edición castellana lleva por título "Tratado sobre enfermedades y los remedios de los infantes". La obra original en latín está intitulada: "De agritudinibus et remediis infantiuma". Estimo que esta obra debiera ser poseída por todos los pediatras y por los galenos que desean encontrar deleite en la lectura de un texto singular y no creo exagerar al indicar que es un libro histórico extraordinario. En la obra se hacen aparentes las ideas dominantes de la medicina de aquel tiempo. Hay notables ejemplos de acciones tradicionales y favorables, como la atención "limpia" del cordón umbilical, la proscripción del ayuno en el recién nacido, el baño, la lactancia al seno materno, su continuidad durante la diarrea y la administración de líquidos azucarados, así como la ausencia de purgas y sangrías. Las enfermedades las reseñó atendiendo a los órganos (ojos, oídos, faringe), aparato digestivo, árbol respiratorio, o nosológico (epilepsia, hernias, tumores, reumatismo). Entre los muchos capítulos que despertaron mi particular interés mencionaré los relativos a la epilepsia y los recursos mágicos propuestos para curarla. No menos interesantes son, por ejemplo: "sobre las enfermedades de los oídos en los infantes, por dentro". "Sobre los gusanos y las lombrices de los infantes", "Sobre el tumor del vientre en los infantes", etc. Es justo señalar que el prólogo, la introducción y las notas del libro han sido escritos por el doctor Jesús Kumate Rodríguez, distinguido médico militar, exsecretario de Salud, miembro de la Legión de Francia y figura muy distinguida de la Medicina nacional y extranjera. Éste es un libro para ser atesorado y cuidado con particular esmero en nuestra biblioteca particular. Por cierto que en el texto original, escrito en latín, termina con una sentencia que, como todas las verdades, es eterna. Dice así: "Sólo la miseria carece de envidia" 1472, día 21 de abril. En verdad que estamos endeudados permanentemente con esa pléyade de italianos geniales nacidos en la segunda mitad del siglo XV.

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2002-12-23   |   818 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 44 Núm.1. Enero-Marzo 1999 Pags. 49-50. An Med Asoc Med Hosp ABC 1999; 44(1)