Los caminos hacia la autoinmunidad.

Visión de un investigador clínico (Discurso de ingreso a El Colegio Nacional) 

Autor: Alarcón Segovia Donato

Fragmento

Preámbulo Estoy seguro de que cada uno de los miembros de El Colegio Nacional han sentido una emoción y un orgullo semejantes a los míos en su ocasión afín a ésta. También es probable que cada uno haya sentido su circunstancia especialmente emocionante por alguna razón. La mía se basa en mi cercanía, desde mi niñez, a dos de los miembros de El Colegio: Ignacio Chávez y José Villagrán García, ambos amigos de mi padre y cuyas conversaciones presenciaba. Mi casa paterna misma era obra de Villagrán y de él adquirí gusto por la arquitectura, la pintura y la música. Solían él y Eric Fromm, también amigo de mi padre, obsequiarle libros de arte que yo leía con fruición mientras escuchaba los discos que también le regalaban. Mi padre amaba la poesía casi tanto como la medicina y de él tomé el gusto por ambas. Crecí en un ambiente de libros lo que, como dijo Alexander Pope, es un gran privilegio. A mi padre le gustaban los tejocotes pero a mí no, lo que él atribuía a que yo ya no había sido niño pobre. En 1953 entré a la Escuela de Medicina en Santo Domingo y, después del primer año en que la anatomía me permitía apenas dormir, pude conocer la zona circundante y descubrir El Colegio Nacional. Recuerdo de entonces una conferencia de Diego Rivera en la que se burló de la Asunción. La combinación que implicaron mi admiración por su pintura y su propio encanto personal y desenfado, con su sarcasmo sobre aquello en lo que yo aún creía, me causaron ambivalencias que a la postre me fueron importantes.

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2006-05-26   |   244 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 48 Núm.5. Septiembre-Octubre 2005 Pags. XI-XVI Rev Fac Med UNAM 2005; 48(Supl. 1)