Autor: De la Fuente Juan Ramón
Querida Liliana, Verónica y Kilian, familiares, amigos, discípulos, compañeros del Dr. Kretschmer. Compañeros de la mesa que preside este acto. Muy estimados ex rectores, doctores Guillermo Soberón y Octavio Rivero, integrantes de la Junta de Gobierno, queridos profesores eméritos, compañeros estudiantes. Hace unos cuantos meses estábamos en este mismo auditorio celebrando los primeros 80 años de vida del Dr. Ruy Pérez Tamayo, esa fue la última vez que Roberto estuvo en este auditorio. Hoy debería estar nuevamente con nosotros en la inauguración de este Congreso Académico. No me es fácil hablar de Roberto en el breve tiempo transcurrido entre su muerte y el día de hoy. No lo sería en todo caso si hubiera transcurrido más tiempo. No sólo por la carga afectiva con la que lo recordamos todos, sino por las múltiples facetas, atributos, matices, características de este hombre excepcional. Muchas razones destacan. Desde luego su bonhomía, su vastísima cultura. Al platicar con Roberto el problema era que uno no sabía de qué conocía más porque manejaba todos los temas, pero además, con una enorme naturalidad y una gran sencillez. Se trata de un médico generoso como pocos, que siempre tuvo tiempo para todos como señalaba en un artículo reciente Federico Reyes Heroles. Era tan generoso que tuvo tiempo para atender la salud de los demás, quizá a costa de desatender la propia. Detrás de este universitario comprometido había también un hombre de convicciones firmes, un hombre de lealtades inquebrantables, un hombre con una ideología definida.
2006-05-26 | 339 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 48 Núm.5. Septiembre-Octubre 2005 Pags. XVII-XVIII Rev Fac Med UNAM 2005; 48(Supl. 1)