Autor: Kretschmer Schmid Roberto R
Gracias por la distinción y la responsabilidad de sustentar la Conferencia Ignacio Chávez, que honra a uno de los grandes médicos de nuestra historia y cuyas ideas rebasan fronteras y tiempo. Hablar de linfocitos o de J. S. Bach me resulta más fácil que hablar del tema que se me sugirió, ya que trataré de algo que nos incumbe —y con cierta urgencia— a todos, como médicos y como ciudadanos. En lo bueno hago eco del grupo de trabajo que el Consejo de Salubridad General, y luego la UNAM, organizó alrededor de Don Octavio Rivero. Lo malo será inconfundiblemente mío. Presiones En 1968 regresaba yo a México después de seis años, cuatro de estudios como pediatra e inmunólogo en Boston. Dejaba atrás una medicina intelectual y científicamente espléndida, permeada de humanismo y calidez, y ¡........ no era negocio! Algo le faltaba sin embargo: una estrategia de equidad y justicia social en Salud. Pero, en un país tan rico como los EEUU, ese problema era resuelto sobre la marcha con un sinnúmero de artilugios operantes: Medicare, Medicaid, Welfare, etc. ¡Nadie se moría en la calle! Fue el mismo gremio médico el que se opuso a darle la orientación social que le faltaba, adjudicándose de paso libertades casi ilimitadas que originarían, a su vez, la medicina meritocrática más espléndida que haya visto hasta ahora la historia, con logros que no es necesario recalcar. Muchos de los aquí presentes abrevaron en ella. Y la gran explosión tecnológica estaba aún por llegar.
2006-05-26 | 276 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 48 Núm.5. Septiembre-Octubre 2005 Pags. XXIII-XXVI Rev Fac Med UNAM 2005; 48(Supl. 1)