Autor: Quijano Narezo Manuel
Los avances sobre genética y genómica son impresionantes y no puede uno menos que pensar que dentro de 30 años la medicina será poderosísima y sus armas se emplearán más en profilaxis que en terapéutica, pues nos dicen que los médicos serán capaces de descubrir susceptibilidades de los individuos a alergenos, bacterias, virus, deficiencias en defensas, propensión a las enfermedades degenerativas, y los únicos que seguirán teniendo ocupación serán los “cuidadores de la salud” (los molestos “físico-culturistas” que no variarán sus sermones sobre la necesidad de llevar “una vida de estilo sano” y permiten involuntariamente que los comerciantes generen y publiciten hasta el fastidio, medicamentos supuestamente reductores de peso, aparatos para fortalecer músculos etc.), los traumatólogos y los cirujanos plásticos o estéticos. Los internistas y gran parte de los cirujanos tendrán que reconvertirse en lo que eran los médicos de principios del siglo XX (magníficos médicos) que eran consejeros de toda la familia y gracias a su personalidad, autoridad moral, maneras pausadas y conciencia de su poder, trataban todo como si fuera de origen psicológico; claro, ahora podrán y deberán emplear la rica y eficaz farmacopea de cada país. Los que no quieran, o no sepan o no puedan actuar así, tendrán que refugiarse en los “laboratorios de investigación” de fisiología para saber cada vez más teóricamente de las ciencias de la vida, que no de medicina, y con escasas aplicaciones prácticas. Por otra parte, la población envejece y el por ciento de mayores de 65 años crece exponencialmente, lo que constituirá pronto una nueva carga económica para todos los países, una de cuyas facetas será la atención hospitalaria o domiciliaria de las personas en estado terminal de sus padecimientos. Y aquí también, en forma tangencial se planteará con mayor frecuencia, el asunto de acortar el sufrimiento de esos pacientes y, a su petición, aplicar las medidas que se conocen como suicidio asistido o eutanasia activo–pasiva. Por ello, en varias naciones se ha discutido en el más alto nivel ético-jurídico, la permisibilidad legal de tales conductas.
2006-05-26 | 667 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 49 Núm.1. Enero-Febrero 2006 Pags. 3-4 Rev Fac Med UNAM 2006; 49(1)