Hispanofonía y difusión de la ciencia.

El destino de las publicaciones médicas en Castellano 

Autor: Pérez-Rincón García Héctor

Fragmento

El proceso de unificación globalizadora de todos conocido y por muchos denunciado, que ha emprendido el imperio en turno en todos los órdenes de la actividad humana, tiene en el campo de las ciencias médicas un peso particular. En este sentido, el título de un reciente congreso de Psiquiatría no pudo ser más revelador: “Un solo mundo, una sola lengua”. La fuerza de los hechos ha llevado a que, en el imaginario colectivo, se considere que en nuestros días la ciencia sólo puede expresarse en lengua inglesa y que ésta ocupa –se dice una y otra vez- el sitio que en el pasado correspondió al francés, el alemán, el latín, el árabe y el griego, y que todo lo que tiene un real valor científico debe expresarse necesariamente en ella. En una sesión de un reciente congreso en Madrid, donde todos los participantes hablan castellano y se consideró inútil leer las ponencias en inglés y recurrir a la traducción simultánea, el único asistente anglófono se quejo de que en una reunión de carácter internacional se hablaran “lenguas locales” sin que tengamos que indagar las causas del incontrovertible peso del inglés en la difusión de la ciencia (ha habido quien se remonta al desdichado hundimiento de la Armada Invencible para explicarlo), hay dos hechos paralelos y complementarios que se deben analizar bajo el título de esta comunicación. Por un lado, la producción científica de los países de lengua española que caen dentro de los ahora llamados eufemísticamente “países emergentes”, y por el otro, la existencia de revistas publicadas en esta lengua que deberían en principio ser el foro natural de la actividad científica nacional. Empero, la necesidad de ser leídos más allá de las dilatadas fronteras del orbe hispano hablante y la mayor calificación curricular que otorgan las instituciones universitarias y de salud a los artículos publicados en journals catalogados por arriba de las publicaciones en otras lenguas, obliga a los autores de estos países a dirigir sus trabajos más serios y originales a aquéllos. Esto deja para las revistas locales sólo los artículos de menor calidad o bien los que en una primera instancia rechazaron uno o varios journals. Se genera entonces un dramático círculo vicioso: Para ser inscritas en los grandes índices bibliométricos internacionales que otorgan la calificación que las clasifica, las revistas científicas y médicas deben demostrar la calidad científica y la originalidad de los artículos que publican y el rigor de sus procesos de selección. Oficialmente, estos índices aseguran que sus juicios son independientes del idioma en que se presentan las publicaciones, pero una revisión de sus catálogos pone muy en duda que así sea. Si las revistas no reciben la mejor producción de los investigadores del país, la calificación internacional será menor y no tendrán entonces el atractivo necesario para que los autores las consideren como una primera opción. De este modo se complica su inclusión en los índices que las catalogan, con lo cual se cierra el círculo.

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2006-06-20   |   1,364 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 29 Núm.2. Marzo-Abril 2006 Pags. 4-6 Salud Ment 2006; 29(2)