Completo

El maestro Raúl Espinosa de la Sierra fue un gran profesor. Nada le causaba más placer que darse cuenta de que sus alumnos habían comprendido la ciencia de la oclusión. Sus clases eran socráticas, a través del diálogo hacía que expusiéramos nuestras posiciones. Siempre fue puntual y formal en el aula, pero estoy seguro de que sus mejores cátedras las impartió a un selecto grupo y ante una buena mesa. Hasta los últimos días de su vida trabajó con gran esmero y enseñó con profunda pasión su credo y su visión gnatológica. El 19 de abril concluyó el que fue su último curso de oclusión en ortodoncia, pero sus enseñanzas seguirán en boca de los maestros y en la mente de muchos de los que fuimos sus discípulos. Un alumno que siempre lo admiró como maestro y lo apreció como un amigo, hoy le agradece y rinde tributo a sus enseñanzas como un buen profesor universitario y un gran profesional de la odontología que además compartió no sólo sus conocimientos, sino también su tiempo y sus experiencias. Siempre dio espacio para la vida formal y otro más para la alegría e ingeniosa broma en el solaz esparcimiento. El Dr. Espinosa de la Sierra fue conocido y será recordado por muchas generaciones e infinidad de colegas en quienes influyó en su formación y en sus conocimientos. Imposible olvidar su trato siempre formal y ceremonioso. Vendrá siempre a nuestra mente con una corbata de tonos rojizos y un elegante blazer, pero lo que más recordaré de su trato fácil y amistoso es su saludo solemne y alguna frase irónica y jocosa que acompañaba con un sabroso abrazo. Maestro Espinosa de la Sierra, que su camino al eterno cielo se vea recompensado por lo mucho que compartió con nosotros. Dr. José Agustín Zerón y Gutiérrez de Velasco

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2006-06-22   |   1,515 visitas   |   4 valoraciones

Vol. 1 Núm.5. Julio 2006 Pags. 1 Rev Mex Odon Clín 2006; 1(5)