Autor: Irineo Cabrales Ana Bertha
Las raíces de la medicina basada en la evidencia Laín Entralgo ha establecido cuatro modos de ayudar “médicamente” al enfermo: a) el espontáneo, que sería aquel que se realiza como una ayuda sin mayor reflexión, de forma intuitiva, b) el rutinario, que apelaría a una determinada forma de hacer las cosas sólo porque tradicionalmente se ha hecho así, c) el mágico que recurriría a saberes ocultos sólo en manos de iniciados, y d) el técnico, que supondría hacer las cosas racionalmente. Cada vez más, la medicina clínica adopta la orientación técnica como la más adecuada para desarrollar mejor su función adaptándose a las circunstancias actuales. Es decir, hacer las cosas racionalmente es el gran objetivo de la clínica moderna. Según Bunge “una acción es racional si es máximamente adecuada para lograr el objetivo determinado, y el objetivo y las vías de acción han sido decididas usando el mejor conocimiento disponible”. Ello implica, por tanto, hacer una evaluación crítica del conocimiento clínico existente, tanto diagnóstico como pronóstico o terapéutico. El menor conocimiento para el diagnóstico provendrá de los indicadores probabilísticos derivados de los estudios de pruebas diagnósticos para obtener su sensibilidad, especificidad, valores predictivos, cocientes de probabilidades, etc. Estos estudios, adecuadamente diseñados, convierten un conocimiento muy teórico en otro útil para la acción. Para efectuar un pronóstico, el mejor conocimiento se obtendrá de estudios de seguimiento apropiados (estudios de cohortes). Para las decisiones, el conocimiento de mayor calidad proviene de los ensayos clínicos con distribución aleatoria, que aportan las probabilidades de obtener un resultado de interés en un grupo de pacientes tratados con determinado procedimiento, intervención o sustancia, en relación a un tratamiento alternativo o un placebo.
2006-08-25 | 930 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.4. Septiembre-Octubre 2004 Pags. 30-32 Bol Med UAS 2004; 1(4)