Mensaje editorial

Autor: Lozano Lee Francisco G

Completo

Actualmente, se vive en todo el mundo un proceso de desarrollo económico vertiginoso, una de cuyas características es la velocidad de los avances en medicina clínica, investigación y educación. En este proceso se corren algunos riesgos. Dos de ellos, acaso el más importante en la práctica de las Ciencias de la Salud, es perder de vista lo esencial, que es el cuidado del enfermo y la formación de recursos humanos éticos. Por cuanto hace al primero de los riesgos, el cuidado del enfermo y su calidad de vida, no se puede perder de vista que ayudar al prójimo, al paciente y a su familia es el fin del trabajo diario de quienes han hecho de la salud humana, su razón de ser: la calidad de vida hace profesional la práctica médica. Trabajar con gusto y con pasión hace de esta disciplina una actividad interesante y gratificante. Nunca hay que olvidar que todo el trabajo se hace para el bienestar de una persona que acudió a nosotros en busca de ayuda, y que tal ayuda se debe brindar siempre con amor y compasión. Por cuanto hace a la formación de recursos humanos médicos, se puede decir que son los profesores en particular, y en general los médicos en activo, la mejor guía de estudios para los alumnos de Medicina. Para estos profesionales en formación, contar con personas alrededor que desempeñen ejemplarmente el trabajo al servicio de la salud, resulta clave. La ética médica es consustancial al ejercicio de la profesión, y nunca se podrá enseñar la ética médica sin modelos de profesionales intachables. Médicos que sólo vean el propio beneficio, o incluso vean el ejercicio de la salud como una práctica al margen del dolor o la vulnerabilidad económica de los pacientes, no pueden ser una guía a seguir ni como profesionales ni como personas. La formación profesional debe ser humana para ser completa. Es por estas razones que la enseñanza de la Medicina debe acercarse a las Humanidades. Se ha entendido tradicionalmente a las Humanidades como algo alejado de las ciencias básicas y clínicas, y no hay nada más falso. Los currículos de formación de médicos han de tener una fuerte carga de conciencia del dolor y de la importancia de la calidad de vida, como complementos al conocimiento básico y clínico. Las Humanidades y las Ciencias no pueden seguir siendo dos áreas separadas. Y sí deben, en cambio, unirse para apoyar las prácticas que permitan una vida más saludable y más digna. La ética y el trato hacia el bienestar de los pacientes no componen una moda, sino una necesidad constante en la Medicina. El trabajo en equipo y la solidaridad con las instituciones ayudarán al prójimo y darán beneficios a toda la sociedad. Así entendemos la labor médica en el Hospital San José Tec de Monterrey.

Palabras clave:

2006-09-04   |   898 visitas   |   Evalua este artículo 0 valoraciones

Vol. 1 Núm.3. Mayo-Agosto 2004 Pags. 5 Revista AVANCES 2004; 1(3)