Autor: Arellano Penagos Mario
El 31 de diciembre de 1999, concretamente a las cero horas será un parteaguas simbólico, que no real, para esta doliente humanidad. Se incursionará un año, un siglo y un milenio que traerán consigo eventos insospechados y otros muy esperados e inquietantes. El SIDA será de estos últimos, y sin duda significará, una carga ominosa para los que vivan el siglo XXI. Aseverando con esto, que hoy día, no se dispone aún de una cura ni vacuna eficaz para el VIH, el virus causante del SIDA. Los seres humanos, menores de 18 años, han sido definidos como niños por la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del niño. Incorporándolos con esto, al indispensable marco de la epidemiología, éstos individuos entre los 15 y 18 años, altamente vulnerables por el inicio de su vida sexual y que frecuentemente son soslayados en las estadísticas de la pediatría y de la medicina interna y por tanto eximidos de un reconocimiento estadístico tan necesario para apoyar acciones preventivas y correctivas. Es evidente que cada vez hay más niños que adquieren el VIH y existen evidencias inequívocas que la tasa de infección está aumentando inexorablemente.
2006-10-10 | 1,115 visitas | Evalua este artículo 0 valoraciones
Vol. 1 Núm.4. Enero-Marzo 1999 Pags. 2 Arch Invest Pediátr Méx 1999; 1(4)